Page 49 - Un-mundo-feliz-Huxley
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su frasco ideal, cruzaron la calle; igualmente enfrascados subieron en el
ascensor al cuarto de Henry, en la planta número veintiocho. Y, a pesar de
seguir enfrascada y de aquel segundo gramo de soma, Lenina no se olvidó de
tomar las precauciones anticoncepcionales reglamentarias. Años de hipnopedia
intensiva, y, de los doce años a los dieciséis, ejercicios malthusianos tres veces
por semana, habían llegado a hacer tales precauciones casi automáticas e
inevitables como el parpadeo.
—Esto me recuerda —dijo al salir del cuarto de baño— que Fanny Crowne
quiere saber dónde encontraste esa cartuchera de sucedáneo de cuero verde que
me regalaste.