Page 30 - El Príncipe
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usurpador debe reflexionar sobre los crímenes que le es preciso cometer, y
ejecutarlos todos a la vez, para que no tenga que renovarlos día a día y, al
no verse en esa necesidad, pueda conquistar a los hombres a fuerza de
beneficios. Quien procede de otra manera, por timidez o por haber sido mal
aconsejado, se ve siempre obligado a estar con el cuchillo en la mano, y mal
puede contar con súbditos a quienes sus ofensas continuas y todavía
recientes llenan de desconfianza. Porque las ofensas deben inferirse de una
sola vez para que, durando menos, hieran menos; mientras que los
beneficios deben proporcionarse poco a poco, a fin de que se saboreen
mejor. Y, sobre todas las cosas, un príncipe vivirá con sus súbditos de
manera tal, que ningún acontecimiento, favorable o adverso, lo haga variar;
pues la necesidad que se presenta en los tiempos difíciles y que no se ha
previsto, tú no puedes remediarla; y el bien que tú hagas ahora de nada sirve
ni nadie te lo agradece, porque se considera hecho a la fuerza.