Page 17 - El Extranjero
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Albert Camus El extranjero
agarrar, diga, señor Meursault? ¡Tienen que devolvérmelo! Si no, ¿qué va a ser de mí?» Le
dije que la perrera guardaba los perros tres días a disposición de los propietarios y que
después hacía con ellos lo que le parecía. Me miró en silencio. Luego dijo: «Buenas
noches.» Cerró la puerta. Le oí ir y venir. La cama crujió. Y por el extraño y leve ruido que
atravesó el tabique comprendí que lloraba. No sé por qué pensé en mamá. Pero tenía que
levantarme temprano al día siguiente. No tenía hambre y me acosté sin cenar.
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