Page 14 - El Extranjero
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Albert Camus                                               El extranjero


               muerte de mamá pero que era una cosa que debía de llegar un día u otro. Era lo que yo
               pensaba.
                  Me  levanté.  Raimundo  me  estrechó  la  mano  con  fuerza  y  me  dijo que entre hombres
               siempre acaba uno por entenderse. Al salir de la pieza cerré la puerta y quedé un momento
               en el rellano, en la oscuridad. La casa estaba tranquila y de las profundidades de la caja de
               la  escalera  subía  un  soplo  oscuro  y  húmedo.  No  oía  más  que  los  golpes  de  la  sangre
               zumbándome en los oídos y quedé inmóvil. Pero en la habitación del viejo Salamano el
               perro gimió sordamente.































































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