Page 79 - Tokio Blues - 3ro Medio
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—No te enfades. Bromeaba. Dime, ¿en qué eres bueno?
—No soy bueno en nada. Pero sí hay cosas que me gusta hacer.
—¿Cuáles?
—Ir de excursión, nadar, leer.
—Veo que te gusta la soledad.
—Supongo que sí —reconocí—. Nunca me han atraído los juegos de equipo. No les
encuentro la gracia. Enseguida pierdo el interés.
—Entonces ven aquí en invierno. Hacemos esquí de fondo. Seguro que te gustaría ir todo el
día de aquí para allá, por la nieve, sudando a mares. —Reiko observó su mano derecha igual que
si estuviera ante un instrumento musical antiguo.
—¿Naoko se pone así a menudo? —pregunté.
—De vez en cuando. —Ahora Reiko se estudiaba la mano izquierda—. Se excita, llora. Pero
no pasa nada. Es sólo eso. Está exteriorizando sus emociones. Lo preocupante es cuando no logra
sacarlas fuera. Se acumulan en su interior y se enquistan. Las emociones van petrificándose y
muriendo dentro de uno. Eso sí es terrible.
—¿He dicho algo inoportuno?
—No. Tranquilo. No has cometido ningún error, así que no te preocupes. Di lo que sea con
franqueza. Es lo mejor. Aunque os hiráis el uno al otro, o aunque, como ha sucedido antes, uno
acabe alterando los nervios del otro. Viendo las cosas con perspectiva, es lo mejor que podéis
hacer. Si deseas que Naoko se recupere, hazlo. Tal como te he dicho al principio, se trata no tanto
de querer ayudarla como de desear curarte a ti mismo mientras la ayudas a curarse. Así es como
funcionan aquí las cosas. En resumen, tienes que ser sincero. En el mundo exterior la gente no
suele hablar con franqueza, ¿no es cierto?
—Sí —dije.
—Hace siete años que estoy aquí y he visto entrar y salir a mucha gente —siguió Reiko—.
Quizás a demasiada. Por eso, viendo a alguien, sé instintivamente si se curará. En el caso de
Naoko, no estoy segura. No puedo imaginarme qué será de ella. Tanto puede recuperarse el mes
que viene como tardar muchos años. Así que, en cuanto a ella, no puedo darte ningún consejo. Sé
sincero y ayudaos el uno al otro.
—¿Por qué su caso es una excepción y no sabes lo que sucederá?
—Porque le tengo afecto. Por eso no puedo juzgarla, porque entran en juego mis
sentimientos. Además, y éste es otro asunto, en su caso hay muchos problemas que se entrelazan,
como en un enrevesado amasijo de hilos, e ir soltando cada uno de estos hilos es un trabajo
ímprobo. Desenredar todo esto puede llevarle muchos años, aunque también es posible que todos
los hilos se desaten de golpe. Yo no puedo hacer nada. —Volvió a coger la pelota y, tras hacerla
girar sobre la palma de su mano, la hizo botar—. Lo fundamental es no impacientarse. Este es
otro consejo que te doy. No te precipites. Aunque las cosas estén tan intrincadas que no sepas
cómo salir del paso, no debes desesperarte, no debes perder la paciencia y tirar de un hilo antes
de la cuenta. Hay que desenredarlos uno a uno, hay que tomarse todo el tiempo necesario.
—Eso haré.
—Pero quizá tarde mucho tiempo y es posible que no se recupere del todo. ¿Eres consciente
de eso?
Asentí.
—Esperar es duro. —Reiko siguió botando la pelota—. Especialmente para una persona de tu
edad. Esperar días y días a que ella se cure sin poder hacer nada... En esto no hay plazos ni
garantías. ¿Crees que podrás hacerlo? ¿Tanto quieres a Naoko?