Page 59 - Tokio Blues - 3ro Medio
P. 59
orgasmo, pronunció dieciséis veces el nombre de otro hombre. Lo sé porque las estuve contando
para retrasar la eyaculación. Nos quedamos dormidos.
Al despertarme a las doce y media de la mañana, ella ya no estaba. No había ninguna carta,
ningún mensaje. Notaba, por haber bebido alcohol en horas intempestivas, que me pesaba la
cabeza. Me metí en la ducha para despejarme, me afeité y, desnudo como estaba, me senté en una
silla y tomé un zumo de la nevera. Luego traté de recordar, uno tras otro, los acontecimientos de
la noche anterior. Todos me parecían extrañamente irreales, como si, entre los hechos y yo
mismo, se interpusieran dos o tres hojas de cristal. Pero no había duda de que me había sucedido
a mí. Los vasos de cerveza todavía estaban sobre la mesa, en el baño quedaban los cepillos de
dientes que habíamos usado.
Almorcé en Shinjuku. Después entré en una cabina y llamé a la librería Kobayashi. Se me
ocurrió que tal vez Midori tendría que quedarse de nuevo en casa esperando una llamada. Aunque
el timbre sonó quince veces, nadie descolgó. Volví a llamar, con idéntico resultado, unos veinte
minutos más tarde. Entonces subí al autobús y volví a la residencia. En el buzón de la entrada
encontré un sobre con mi nombre. Era una carta de Naoko.