Page 45 - Tokio Blues - 3ro Medio
P. 45

—Sí. Escribo las leyendas de los mapas. Cuando compras un mapa, te dan un folleto con
               información sobre las ciudades, la población, los lugares... Qué rutas turísticas hay, qué leyendas,
               qué pájaros, qué flores. Pues yo escribo los textos. Es muy sencillo. Los hago en un santiamén.
               Voy a la biblioteca de Hibiya, consulto varios libros y en un día escribo un folleto. Y si descubres
               el truco, te dan tanto trabajo como quieras.
                   —¿Qué truco?
                   —Escribir  lo  que  otra  persona  no  pondría.  Así  el  encargado  de  la  empresa  que  edita  los
               mapas  piensa:  «¡Esta  chica  escribe  muy  bien!».  Los  tengo  impresionados.  Y  me  dan  mucho
               trabajo.  No hace falta que escriba nada del  otro mundo.  Basta con redactar algo decente. Por
               ejemplo:  «Al  construir  una  presa,  una  aldea  quedó  sumergida  bajo  las  aguas,  pero  las  aves
               migratorias  aún  la  recuerdan  y,  al  llegar  la  estación,  podrán  ver  los  pájaros  sobrevolando  el
               embalse». Les encanta este tipo de anécdotas. Son visuales, emotivas. A los chicos que trabajan a
               tiempo parcial no se les ocurren estas cosas. Gano bastante dinero con los textos.
                   —Sí, pero tienes que buscar todas esas anécdotas y no debe de ser fácil.
                   —Tienes razón —dijo Midori ladeando la cabeza—. Pero si las buscas, las encuentras. Y, si
               no las encuentras, siempre puedes inventarte algo. Algo inofensivo, claro.
                   —Ya veo. —Estaba admirado.
                   —¡Así es!
                   Midori  quería  que  le  explicara  cosas  de  mi  residencia,  así  que  le  conté  las  consabidas
               historias del izamiento de la bandera y de la gimnasia radiofónica de Tropa-de-Asalto. También
               ella se rió a carcajadas al oír las anécdotas de Tropa-de-Asalto. Al parecer, mi antiguo compañero
               ponía de buen humor a cualquier persona. Midori comentó que la residencia debía de ser muy
               cómica y que quería verla. Le dije que ahí no había nada interesante.
                   —Sólo cientos de estudiantes metidos en habitaciones sucias bebiendo y masturbándose.
                   —¿Tú también te incluyes?
                   —No hay ningún hombre que no lo haga —comenté—. Al igual que las chicas tienen las
               regla, los hombres se masturban. Todos. Cualquiera.
                   —¿También los que tienen novia? Es decir, los que tienen pareja con quien acostarse.
                   —No tiene nada que ver. El chico de Keiō de la habitación de al lado se masturba antes de
               acudir a una cita. Dice que así se relaja.
                   —No sé mucho al respecto. He estudiado siempre en una escuela de niñas.
                   —Eso no lo explican en los suplementos de las revistas femeninas, ¿verdad?
                   —¡Claro  que  no!  —Midori  se  rió—.  Por  cierto,  Watanabe,  ¿tienes  algo  que  hacer  este
               domingo? ¿Estás libre?
                   —Lo estoy todos los domingos. Pero a las seis de la tarde tengo que ir a trabajar.
                   —¿Por qué no vienes a mi casa? A la librería Kobayashi. Aunque la tienda está cerrada, hago
               guardia  hasta  el  anochecer.  Espero  una  llamada  importante.  ¿Te  apetece  comer  en  mi  casa?
               Cocinaré para ti.
                   —Sí. Gracias.
                   Midori rasgó una hoja del cuaderno y me dibujó un detallado mapa. Luego sacó un bolígrafo
               rojo y trazó una enorme «X» en el lugar donde se hallaba su casa.
                   —La  encontrarás  aunque  no  quieras.  Hay  un  gran  letrero  que  dice  «Librería  Kobayashi».
               ¿Podrás venir a las doce? Tendré la comida preparada.
                   Le di las gracias y me metí el mapa en el bolsillo. Le dije que debía volver a la universidad
               porque a las dos tenía clase de alemán. Midori tenía que ir a un sitio y tomó el tren en Yotsuya.
   40   41   42   43   44   45   46   47   48   49   50