Page 175 - Tokio Blues - 3ro Medio
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Terminamos  toda  la  comida  que  nos  sirvieron  dentro  de  las  cajas  lacadas  con  forma
               semicircular, tomamos la sopa y bebimos una taza de té verde. Midori encendió un cigarrillo.
               Después, sin mediar palabra, se puso en pie y agarró el paraguas. Yo hice lo propio.
                   —¿Adonde vamos? —le pregunté.
                   —Hemos almorzado en el restaurante de unos grandes almacenes. El siguiente paso es ir a la
               azotea —dijo Midori.
                   En la azotea, bañada por la lluvia, no había nadie. No se veía a ningún dependiente en la
               sección de artículos para animales de compañía, y tanto los quioscos como las taquillas de las
               atracciones  para  niños  tenían  el  cierre  echado.  Con  el  paraguas  abierto,  paseamos  entre  los
               caballos de madera, mojados, las tumbonas y las casetas. Me sorprendió comprobar que en pleno
               centro de Tokio existiera un lugar tan desierto y desolado como aquél. Midori quería mirar por el
               telescopio, así que metí una moneda en la ranura y sostuve su paraguas mientras ella miraba.
                   En un rincón de la azotea había un área de juegos cubierta, donde se alineaban un montón de
               artilugios  mecánicos  para  los  niños.  Midori  y  yo  nos  sentamos,  uno  al  lado  del  otro,  en  una
               especie de plataforma y nos quedamos contemplando la lluvia.
                   —Háblame —me rogó Midori—. Querías decirme algo, ¿verdad?
                   —No pretendo justificarme, pero aquel día estaba exhausto, aturdido —dije—. No percibía
               bien las cosas. Sin embargo, al dejar de verte, lo he comprendido. Hasta ahora, he tirado hacia
               delante porque tú estabas a mi lado. Sin ti me siento desesperado, solo.
                   —No lo sabes... No sabes lo desesperada y sola que me he sentido sin ti durante estos dos
               meses.
                   —No, no lo sabía. —Me sorprendió—. Creía que estabas enfadada y que no querías volver a
               verme.
                   —¿Serás estúpido...? ¿Cómo podía no querer volver a verte? Te dije que me gustabas, ¿no es
               cierto? Cuando me gusta alguien, no deja de gustarme así como así. ¿Ni siquiera sabes eso?
                   —Lo sabía, pero...
                   —Si me enfadé fue por lo siguiente. Y mira que estaba tan furiosa que te hubiera dado cien
               patadas. Hacía tanto que no nos veíamos, y tú, con la cabeza en las nubes, pensabas en la otra
               chica, sin mirarme ni un instante. Tenía todo el derecho de enfadarme. Aparte de esto, me dio la
               impresión de que me iría bien estar un tiempo separada de ti. Para aclarar las cosas.
                   —¿Qué cosas?
                   —Nuestra relación. En fin, yo cada vez lo paso mejor contigo. Mejor que cuando estoy con
               mi novio. Y eso, la verdad, no es muy normal, no es un buen síntoma, ¿no crees? Él me gusta,
               por supuesto. Es un poco egoísta, estrecho de miras, algo facha, pero tiene muchas cosas buenas,
               y es el primer chico que me ha gustado. Pero tú..., tú eres alguien muy especial. Cuando estoy
               contigo, siento que nos entendemos. Confío en ti, me gustas, no quiero dejarte escapar. Ese día
               me marché furiosa, así que le pregunté a él con toda franqueza qué creía que debía hacer. Y me
               dijo que no te viera más. Y que si volvía a verte, rompiera con él.
                   —¿Y qué hiciste?
                   —Rompí con él. Así de simple. —Se llevó un cigarrillo a los labios, lo encendió cubriendo la
               cerilla con una mano e inhaló una bocanada de humo.
                   —¿Por qué?
                   —¿Por qué? —gritó Midori—. ¿Estás mal de la cabeza? Sabes el modo condicional de los
               verbos ingleses, entiendes las progresiones, puedes leer a Marx... ¿Por qué esto no lo entiendes?
               ¿Por qué me lo preguntas? ¿Por qué le haces decir esto a una chica? Rompí con mi novio porque
               me gustas más que él. Yo hubiera querido enamorarme de un chico más guapo. Pero qué vamos a
               hacerle... Me he enamorado de ti.
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