Page 147 - Tokio Blues - 3ro Medio
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»Sin embargo, la noche en que jugué al billar con Hatsumi no fue hasta el final de la primera
               partida  cuando  me  acordé  de  Kizuki,  y  eso  me  produjo  una  gran  conmoción.  Porque,  tras  la
               muerte de mi amigo, yo siempre había pensado que, en el futuro, cada vez que jugara al billar me
               acordaría de él. No obstante no pensé en Kizuki hasta terminar la primera partida, tras comprar
               una Pepsi en una máquina expendedora del local y beberla. Si me acordé de él fue porque en el
               billar adonde íbamos los dos también había una máquina expendedora de Pepsi y solíamos jugar
               apostándonos el importe de la bebida.
                   »Me sentí culpable por no haberme acordado antes de él. Tuve la sensación de que lo había
               abandonado.  Pero  aquella  noche,  cuando  volví  a  la  habitación,  pensé  lo  siguiente:  han
               transcurrido dos años y medio. Y él sigue teniendo diecisiete años. Pero esto no significa que sus
               recuerdos hayan palidecido. Todo lo que conllevó su muerte sigue vivo en mi interior, y parte de
               ello está más vivo hoy que el día de su muerte. Lo que quiero decir es que pronto cumpliré veinte
               años. La mayoría de las cosas que compartimos Kizuki y yo entre los dieciséis y los diecisiete
               años  se  han  desvanecido  y,  por  más  que  me  lamente,  no  volverán  jamás.  Lamento  no  poder
               explicarme mejor, pero creo que tú sabrás comprender lo que trato de decir. Tal vez eres la única
               persona capaz de comprenderlo.
                   «Pienso en ti más que nunca. Hoy está lloviendo. Los domingos de lluvia me siento confuso.
               Si llueve no puedo lavar la ropa y, en consecuencia, no puedo planchar. Tampoco puedo pasear,
               ni tumbarme en la terraza. Lo único que puedo hacer es sentarme a la mesa y escuchar una vez
               tras otra el CD de Kind of Blue mientras miro distraídamente el patio bajo la lluvia. Tal como te
               escribí hace unos días, los domingos no me doy cuerda. Quizá por eso esta carta es tan larga...
               Dejo de escribir. Voy a almorzar.
                   » Adiós.»
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