Page 52 - La Odisea alt.
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destacado por virtudes de toda clase entre los dánaos, tan noble que su fama se
               extiende  por  toda  Grecia  y  el  centro  de  Argos.  Ahora,  en  otro  lance,  mi
               querido  hijo  se  marchó  en  una  cóncava  nave,  el  niño  que  no  sabe  bien  de
               empresas ni de parlamentos. Por él ahora yo me acongojo aún más que por su
               padre, por él estoy temblando y siento temor de que algo le ocurra, bien entre
               las  gentes  del  país  al  que  fue,  o  en  alta  mar.  Que  muchos  enemigos  andan

               maquinando  contra  él,  deseosos  de  darle  muerte  antes  de  que  vuelva  a  su
               patria».

                   Respondióle entonces en réplica el vano fantasma:

                   «Ten confianza y no te amedrentes en demasía en tu ánimo. Que con él
               como  guía  viaja  quien  otros  hombres  rogarían  que  les  asistiera,  pues  tiene
               poder  para  ello,  Palas  Atenea.  Y  se  compadece  de  tu  llanto.  Ella  me  ha
               enviado a contarte estas cosas».


                   La respondió la prudente Penélope luego:

                   «Pues  si  eres  una  diosa  y  has  escuchado  la  voz  de  la  divinidad,  vamos,
               cuéntame también algo sobre el desventurado ausente, si es que todavía vive, o
               si ha muerto ya y está en las moradas de Hades».

                   Respondióle entonces en réplica el sombrío espectro:

                   «No te diré nada claramente sobre él, ni si vive o si ya ha muerto. Malo es
               difundir lo que es incierto».

                   Después de hablar así se desvaneció a través del cerrojo de la puerta en los

               soplos del viento. Y ella se recobró del sueño, la hija de Icario. Su corazón se
               había reanimado con el claro sueño que le había llegado en lo profundo de la
               noche.

                   Los pretendientes se embarcaron y salieron a surcar los acuosos senderos,
               tramando en sus mentes el cruel asesinato de Telémaco. En medio del mar hay
               una isla rocosa, entre Ítaca y la abrupta Samos: Astéride. No es grande, pero

               hay en ella puertos de doble entrada donde fondean los barcos. Allí fueron a
               apostarse los aqueos tendiéndole la emboscada.




                                                      CANTO V


                   Se levantaba la Aurora del lecho, a la vera del ilustre Titono, a fin de llevar
               su luz a los inmortales y a los mortales, cuando los dioses se establecían en
               asamblea, y entre ellos Zeus, que truena en lo alto y cuyo poder es supremo.

               En la reunión Atenea contaba los muchos pesares de Odiseo, recordándoselos.
               Porque la preocupaba que aún se encontrara en las mansiones de la ninfa.
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