Page 323 - El ingenioso caso de don Quijote de la Mancha
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Todo este largo preámbulo dijo don Quijote en tanto que los demás cenaban, olvidándose de llevar
bocado a la boca, puesto que algunas veces le había dicho Sancho Panza que cenase; que después
habría lugar para decir todo lo que quisiere. En los que escuchado le habían sobrevino nueva
lástima, de ver que hombre que, al parecer, tenía buen entendimiento y buen discurso en todas las
cosas que trataba, le hubiese perdido tan rematadamente en tratándole de su negra y pizmienta
caballería. El cura le dijo que tenía mucha razón en todo cuanto había dicho en favor de las armas, y
que él, aunque letrado y graduado, estaba de su mesmo parecer.
Acabaron de cenar, levantaron los manteles, y en tanto que la ventera, su hija y Maritornes
aderezaban el camaranchón de don Quijote de la Mancha, donde habían determinado que aquella
noche las mujeres solas en él se recogiesen, don Fernando rogó al cautivo les contase el discurso de
su vida, porque no podría ser sino que fuese peregrino y gustoso, según las muestras que había
comenzado a dar, viniendo en compañía de Zoraida. A lo cual respondió el cautivo que de muy
buena gana haría lo que se le mandaba, y que sólo temía que el cuento no había de ser tal, que les
diese el gusto que él deseaba; pero que, con todo eso, por no faltar en obedecelle, le contaría. El cura
y todos los demás se lo agradecieron, y de nuevo se lo rogaron; y él, viéndose rogar de tantos, dijo
que no eran menester megos adonde el mandar tenía tanta fuerza.
-Y así, estén vuestras mercedes atentos, y oirán un discurso verdadero a quien podría ser que no
llegasen los mentirosos que con curioso y pensado artificio suelen componerse.
Con esto que dijo hizo que todos se acomodasen y le prestasen un grande silencio; y él, viendo que
ya callaban y esperaban lo que decir quisiese, con voz agradable y reposada comenzó a decir desta
manera:
Capítulo 39: Donde el cautivo cuenta su vida y sucesos
-En un lugar de las montañas de León tuvo principio mi linaje, con quien fue más agradecida y
liberal la naturaleza que la fortuna, aunque en la estrecheza de aquellos pueblos todavía alcanzaba
mi padre fama de rico, y verdaderamente lo fuera si así se diera maña a conservar su hacienda como
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