Page 327 - El ingenioso caso de don Quijote de la Mancha
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con cadenas a los pies y esposas a las manos. Y fue desta suerte: que habiendo el Uchalí, rey de

                  Argel, atrevido y venturoso cosario, embestido y rendido la capitana de Malta, que solos tres

                  caballeros quedaron vivos en ella, y éstos mal heridos, acudió la capitana de Juan Andrea a

                  socorrella, en la cual yo iba con mi compañía; y haciendo lo que debía en ocasión semejante, salté en

                  la galera contraria, la cual desviándose de la que la había embestido, estorbó que mis soldados me
                  siguiesen, y así, me hallé solo entre mis enemigos, a quien no pude resistir, por ser tantos; en fin me

                  rindieron lleno de heridas. Y como ya habréis, señores, oído decir que el Uchalí se salvó con toda su

                  escuadra, vine yo a quedar cautivo en su poder, y sólo fui el triste entre tantos alegres y el cautivo

                  entre tantos libres; porque fueron quince mil cristianos los que aquel día alcanzaron la deseada

                  libertad, que todos venían al remo en la turquesca armada.

                  Lleváronme a Constantinopla, donde el Gran Turco Selim hizo general de la mar a mi amo, porque

                  había hecho su deber en la batalla, habiendo llevado por muestra de su valor el estandarte de la

                  religión de Malta. Halléme el segundo año, que fue el de setenta y dos, en Navarino bogando en la

                  capitana de los tres fanales. Vi y noté la ocasión que allí se perdió de no coger en el puerto toda el
                  armada turquesca; porque todos los leventes y genízaros que en ella venían tuvieron por cierto que

                  les habían de embestir dentro del mesmo puerto, y tenían a punto su ropa y pasamaques, que son

                  sus zapatos, para huirse luego por tierra, sin esperar ser combatidos; tanto era el miedo que habían

                  cobrado a nuestra armada. Pero el cielo lo ordenó de otra manera, no por culpa ni descuido del

                  general que a los nuestros regia, sino por los pecados de la cristiandad, y porque quiere y permite

                  Dios que tengamos siempre verdugos que nos castiguen. En efeto, el Uchalí se recogió a Modón, que

                  es una isla que esta junto a Navarino, y echando la gente en tierra, fortificó la boca del puerto, y
                  estúvose quedo hasta que el señor don Juan se volvió. En este viaje se tomó la galera que se llamaba

                  La Presa, de quien era capitán un hijo de aquel famoso cosario Barbarroja. Tomóla la capitana de

                  Nápoles, llamada La Loba, regida por aquel rayo de la guerra, por el padre de los soldados, por

                  aquel venturoso y jamás vencido capitán don Alvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz. Y no quiero

                  dejar de decir lo que sucedió en la presa de La Presa. Era tan cruel el hijo de Barbarroja, y trataba

                  tan mal a sus cautivos, que así como los que venían al remo vieron que la galera Loba les iba


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