Page 320 - El ingenioso caso de don Quijote de la Mancha
P. 320

premio justamente merecido de su virtud. Pero contrapuestos y comparados sus trabajos con los del

                  milite guerrero, se quedan muy atrás en todo, como ahora diré.




                  Capítulo 38: Que trata del curioso discurso que hizo don Quijote de las armas y las letras

                  Prosiguiendo don Quijote dijo:


                  -Pues comenzamos en el estudiante por la pobreza y sus partes, veamos si es más rico el soldado. Y

                  veremos que no hay ninguno más pobre en la misma pobreza, porque está atenido a la miseria de su
                  paga, que viene o tarde o nunca, o a lo que garbeare por sus manos, con notable peligro de su vida y

                  de su conciencia. Y a veces suele ser su desnudez tanta, que un coleto acuchillado le sirve de gala y

                  de camisa, y en la mitad del invierno se suele reparar de las inclemencias del cielo, estando en la

                  campaña rasa, con sólo el aliento de su boca, que, como sale de lugar vacío, tengo por averiguado

                  que debe de salir frío, contra toda naturaleza. Pues esperad que espere que llegue la noche, para

                  restaurarse de todas estas incomodidades en la cama que le aguarda, la cual, si no es por su culpa,

                  jamás pecará de estrecha; que bien puede medir en la tierra los pies que quisiere, y revolverse en
                  ella a su sabor, sin temor que se le encojan las sábanas. Lléguese, pues, a todo esto, el día y la hora

                  de recebir el grado de su ejercicio; lléguese un día de batalla; que allí le pondrán la borla en la

                  cabeza, hecha de hilas, para curarle algún balazo, que quizá le habrá pasado las sienes, o le dejará

                  estropeado de brazo o pierna. Y cuando esto no suceda, sino que el cielo piadoso le guarde y

                  conserve sano y vivo, podrá ser que se quede en la mesma pobreza que antes estaba, y que sea

                  menester que suceda uno y otro rencuentro, una y otra batalla, y que de todas salga vencedor, para
                  medrar en algo; pero estos milagros vense raras veces. Pero, decidme, señores, si habéis mirado en

                  ello: ¿cuán menos son los premiados por la guerra que los que han perecido en ella? Sin duda,

                  habéis de responder, que no tienen comparación, ni se pueden reducir a cuenta Los muertos, y que

                  se podrán contar los premiados vivos con tres letras de guarismo. Todo esto es al revés en los








                                             Portal Educativo EducaCYL
                                              http://www.educa.jcyl.es
   315   316   317   318   319   320   321   322   323   324   325