Page 283 - El ingenioso caso de don Quijote de la Mancha
P. 283

-Sábete, Anselmo, que ha muchos días que he andado peleando conmigo mesmo, haciéndome

                  fuerza a no decirte lo que ya no es posible ni justo que más te encubra. Sábete que la fortaleza de

                  Camila está ya rendida, y sujeta a todo aquello que yo quisiera hacer della; y si he tardado en

                  descubrirte esta verdad, ha sido por ver si era algún liviano antojo suyo, o si lo hacia por probarme y

                  ver si eran con propósito firme tratados los amores que, con tu licencia, con ella he comenzado. Creí
                  ansimismo que ella, si fuera la que debía y la que entrambos pensábamos, ya te hubiera dado cuenta

                  de mi solicitud; pero habiendo visto que se tarda, conozco que son verdaderas las promesas que me

                  ha dado de que cuando otra vez hagas ausencia de tu casa, me hablará en la recámara donde está el

                  repuesto de tus alhajas -y era verdad que allí le solía hablar Camila-; y no quiero que

                  precipitadamente corras a hacer alguna venganza, pues no está aún cometido el pecado sino con
                  pensamiento, y podría ser que desde éste hasta el tiempo de ponerle por obra se mudase el de

                  Camila, y naciese en su lugar el arrepentimiento. Y así, ya que, en todo o en parte, has seguido

                  siempre mis consejos, sigue y guarda uno que ahora te diré, para que sin engaño y con medroso

                  advertimiento te satisfagas de aquello que más vieres que te convenga. Finge que te ausentas por

                  dos o tres días, como otras veces sueles, y haz de manera que te quedes escondido en tu recámara,

                  pues los tapices que allí hay y otras cosas con que te puedas encubrir te ofrecen mucha comodidad, y

                  entonces verás por tus propios ojos, y yo por los míos, lo que Camila quiere; y si fuere la maldad que
                  se puede temer antes que esperar, con silencio, sagacidad y discreción podrás ser el verdugo de tu

                  agravio.


                  Absorto, suspenso y admirado quedó Anselmo con las razones de Lotario, porque le cogieron en

                  tiempo donde menos las esperaba oír, porque ya tenía a Camila por vencedora de los fingidos
                  asaltos de Lotario, y comenzaba a gozar la gloria del vencimiento. Callando estuvo por un buen

                  espacio, mirando al suelo sin mover pestaña, y al cabo dijo:


                  -Tú lo has hecho, Lotario, como yo esperaba de tu amistad; en todo he de seguir tu consejo; haz lo

                  que quisieres y guarda aquel secreto que ves que conviene en caso tan no pensado.

                  Prometióselo Lotario, y, en apartándose dél, se arrepintió totalmente de cuanto le había dicho,

                  viendo cuan neciamente había andado, pues pudiera él vengarse de Camila, y no por camino tan

                                             Portal Educativo EducaCYL
                                              http://www.educa.jcyl.es
   278   279   280   281   282   283   284   285   286   287   288