Page 282 - El ingenioso caso de don Quijote de la Mancha
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señoras quitan la vergüenza a las criadas, las cuales, cuando ven a las amas echar traspiés, no se les

                  da nada a ellas de cojear, ni de que lo sepan.

                  No pudo hacer otra cosa Camila sino rogar a Leonela no dijese nada de su hecho al que decía ser su

                  amante, y que tratase sus cosas con secreto, porque no viniese a noticia de Anselmo ni de Lotario.

                  Leonela respondió que así lo haría; mas cumpliólo de manera, que hizo cierto el temor de Camila de

                  que por ella había de perder su crédito; porque la deshonesta y atrevida Leonela, después que vio

                  que el proceder de su ama no era el que solía, atrevióse a entrar y poner dentro de casa a su amante,

                  confiada que, aunque su señora le viese, no había de osar descubrille; que este daño acarrean, entre
                  otros, los pecados de las señoras: que se hacen esclavas de sus mesmas criadas, y se obligan a

                  encubrirles sus deshonestidades y vilezas, como aconteció con Camila; que aunque vio una y

                  muchas veces que su Leonela estaba con su galán en un aposento de su casa, no sólo no la osaba

                  reñir, mas dábale lugar a que lo encerrase, y quitabale todos los estorbos, para que no fuese visto de

                  su marido.




                  Pero no los pudo quitar, que Lotario no le viese una vez salir, al romper del alba; el cual, sin conocer

                  quién era, pensó primero que debía de ser alguna fantasma; mas cuando le vio caminar. embozarse
                  y encubrirse con cuidado y recato, cayó de su simple pensamiento, y dio en otro, que fuera la

                  perdición de todos, si Camila no lo remediara. Pensó Lotario que aquel hombre que había visto salir

                  tan a deshora de casa de Anselmo no había entrado en ella por Leonela, ni aun se acordó si Leonela

                  era en el mundo: sólo creyó que Camila, de la misma manera que había sido fácil y ligera con él, lo

                  era para otro; que estas añadiduras trae consigo la maldad de la mujer mala: que pierde el crédito

                  de su honra con el mesmo a quien se entregó rogada y persuadida, y cree que con mayor facilidad se
                  entrega a otros, y da infalible crédito a cualquier sospecha que desto le venga. Y no parece sino que

                  le faltó a Lotario en este punto todo su buen entendimiento, y se le fueron de la memoria todos sus

                  advertidos discursos; pues, sin hacer alguno que bueno fuese, ni aun razonable, sin más ni más,

                  antes que Anselmo se levantase, impaciente y ciego de la celosa rabia que las entrañas le roía,

                  muriendo por vengarse de Camila, que en ninguna cosa le había ofendido, se fue a Anselmo y le dijo:

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