Page 276 - El ingenioso caso de don Quijote de la Mancha
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honestidad tuvo harto que hacer en acudir a los ojos, para que no diesen muestras de alguna
amorosa compasión que las lágrimas y las razones de Lotario en su pecho habían despertado. Todo
esto notaba Lotario, y todo le encendía. Finalmente, a él le pareció que era menester, en el espacio y
lugar que daba la ausencia de Anselmo, apretar el cerco a aquella fortaleza, y así, acometió a su
presunción con las alabanzas de su hermosura, porque no hay cosa que más presto rinda y allane las
encastilladas torres de la vanidad de las hermosas que la mesma vanidad, puesta en las lenguas de la
adulación. En efecto, él, con toda diligencia, minó la roca de su entereza, con tales pertrechos, que
aunque Camila fuera toda de bronce, viniera al suelo. Lloró, rogó, ofreció, aduló, porfió y fingió
Lotario con tantos sentimientos, con muestras de tantas veras, que dio al través con el recato de
Camila y vino a triunfar de lo que menos se pensaba y mas deseaba.
Rindióse Camila; Camila se rindió; pero ¿qué mucho, si la amistad de Lotario no quedó en pie?
Ejemplo claro que nos muestra que sólo se vence la pasión amorosa
con huilla, y que nadie se ha de poner a brazo con tan poderoso enemigo, porque es menester
fuerzas divinas para vencer las suyas humanas. Sólo supo Leonela la flaqueza de su señora, porque
no se la pudieron encubrir los dos malos amigos y nuevos amantes. No quiso Lotario decir a Camila
la pretensión de Anselmo, ni que él le había dado lugar para llegar a aquel punto, porque no tuviese
en menos su amor, y pensase que así, acaso y sin pensar, y no de propósito, la había solicitado.
Volvió de allí a pocos días Anselmo a su casa, y no echó de ver lo que faltaba en ella, que era lo que
en menos tenía y más estimaba. Fuese luego a ver a Lotario, y hallóle en su casa; abrazáronse los
dos, y el uno preguntó por las nuevas de su vida, o de su muerte.
-Las nuevas que te podré dar, ¡oh amigo Anselmo! -dijo Lotario-, son de que tienes una mujer que
dignamente puede ser ejemplo y corona de todas las mujeres buenas. Las palabras que le he dicho
se las ha llevado el aire; los ofrecimientos se han tenido en poco; las dádivas no se han admitido; de
algunas lágrimas fingidas mías se ha hecho burla notable. En resolución, así como Camila es cifra de
toda belleza, es archivo donde asiste la honestidad y vive el comedimiento y el recato, y todas las
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