Page 273 - El ingenioso caso de don Quijote de la Mancha
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salud en la enfermedad,
en la prisión libertad,
en lo cerrado salida
y en el traidor lealtad.
Pero mi suerte, de quien
jamás espero algún bien,
con el cielo ha estatuido
que, pues lo imposible pido,
lo posible aun no me den.
Fuese otro día Anselmo a la aldea, dejando dicho a Camila que el tiempo que él estuviese ausente
vendría Lotario a mirar por su casa y a comer con ella; que tuviese cuidado de tratalle como a su
mesma persona. Afligióse Camila, como mujer discreta y honrada, de la orden que su marido le
dejaba, y díjole que advirtiese que no estaba tan bien que nadie, él ausente, ocupase la silla de su
mesa; y que si lo hacia por no tener confianza que ella sabría gobernar su casa, que probase por
aquella vez, y vería por experiencia cómo para mayores cuidados era bastante. Anselmo le replicó
que aquél era su gusto, y que no tenía mas que hacer que bajar la cabeza y obedecelle. Camila dijo
que ansí lo haría, aunque contra su voluntad.
Partióse Anselmo, y otro día vino a su casa Lotario, donde fue recebido de Camila con amoroso y
honesto acogimiento; la cual jamás se puso en parte donde Lotario la viese a solas, porque siempre
andaba rodeada de sus criados y criadas, especialmente de una doncella suya llamada Leonela, a
quien ella mucho quería, por haberse criado desde niñas las dos juntas en casa de los padres de
Camila, y cuando se casó con Anselmo la trujo consigo. En los tres días primeros nunca Lotario le
dijo nada, aunque pudiera, cuando se levantaban los manteles y la gente se iba a comer con mucha
priesa, porque así se lo tenía mandado Camila; y aun tenía orden Leonela que comiese primero que
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