Page 257 - El ingenioso caso de don Quijote de la Mancha
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Mientras los dos esto decían, había tomado Cardenio la novela y comenzado a leer en ella; y

                  pareciéndole lo mismo que al cura, le rogó que la leyese de modo que todos la oyesen.

                  -Si leyera -dijo el cura-, si no fuera mejor gastar este tiempo en dormir que en leer.


                  -Harto reposo será para mi -dijo Dorotea- entretener el tiempo oyendo algún cuento, pues aún no

                  tengo el espíritu tan sosegado, que me conceda dormir cuando fuera razón.

                  -Pues desa manera -dijo el cura-, quiero leerla, por curiosidad siquiera: quizá tendrá alguna de

                  gusto.

                  Acudió maese Nicolás a rogarle lo mesmo, y Sancho también; lo cual visto del cura, y entendiendo

                  que a todos daría gusto y él le recibiría, dijo:


                  -Pues así es, esténme todos atentos; que la novela comienza desta manera:



                  Capítulo 33: Donde se cuenta la novela del Curioso impertinente

                  En Florencia, ciudad rica y famosa de Italia, en la provincia que llaman Toscana, vivían Anselmo y

                  Lotario, dos caballeros ricos y principales, y tan amigos, que, por excelencia y antonomasia, de todos

                  los que los conocían los dos amigos eran llamados. Eran solteros, mozos de una misma edad y de

                  unas mismas costumbres; todo lo cual era bastante causa a que los dos con recíproca amistad se

                  correspondiesen. Bien es verdad que el Anselmo era algo más inclinado a los pasatiempos amorosos

                  que el Lotario, al cual llevaban tras silos de la caza; pero cuando se ofrecía, dejaba Anselmo de

                  acudir a sus gustos, por seguir los de Lotario, y Lotario dejaba los suyos, por acudir a los de
                  Anselmo; y desta manera, andaban tan a una sus voluntades, que no había concertado reloj que así

                  lo anduviese.


                  Andaba Anselmo perdido de amores de una doncella principal y hermosa de la misma ciudad, hija

                  de tan buenos padres y tan buena ella por si, que se determinó, con el parecer de su amigo Lotario,
                  sin el cual ninguna cosa hacia, de pedilla por esposa a sus padres, y así lo puso en ejecución; y el que

                  llevó la embajada fue Lotario, y el que concluyó el negocio, tan a gusto de su amigo, que en breve

                  tiempo se vio puesto en la posesión que deseaba, y Camila tan contenta de haber alcanzado a

                                             Portal Educativo EducaCYL
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