Page 170 - El ingenioso caso de don Quijote de la Mancha
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que quisiere; que si por esto fuere reprehendido de los ignorantes, no seré castigado de los
rigurosos.
-Digo que en todo tiene vuestra merced razón -respondió Sancho-, y que yo soy un asno. Mas no sé
yo para qué nombro asno en mi boca, pues no se ha de mentar la soga en casa del ahorcado. Pero
venga la carta, y a Dios, que me mudo.
Sacó el libro de memoria don Quijote y, apartándose a una parte, con mucho sosiego comenzó a
escribir la carta, y en acabándola llamó a Sancho y le dijo que se la quería leer, porque la tomase de
memoria, si acaso se le perdiese por el camino, porque de su desdicha todo se podía temer. A lo cual
respondió Sancho:
-Escríbala vuestra merced dos o tres veces ahí en el libro, y démele, que yo le llevaré bien guardado;
porque pensar que yo la he de tomar en la memoria es disparate; que la tengo tan mala, que muchas
veces se me olvida cómo me llamo. Pero, con todo eso, dígamela vuestra merced, que me holgaré
mucho de oílla; que debe de ir como de molde.
-Escucha, que así dice -dijo don Quijote:
CARTA DE DON QUIJOTE A DULCINEA DEL TOBOSO
Soberana y alta señora:
El ferido de punta de ausencia y el llagado de las telas del corazón, dulcísima Dulcinea del Toboso,
te envía la salud que él no tiene. Si tu fermosura me desprecia, si tu valor no es en mí pro, si tus
desdenes son en mi afincamiento, maguer que yo sea asaz de sufrido, mal podré sostenerme en esta
cuita, que, además de ser fuerte, es muy duradera. Mi buen escudero Sancho te dará entera relación,
¡oh bella ingrata, amada enemiga mía!, del modo que por tu causa quedo; si gustares de acorrerme,
tuyo soy; y si no, haz lo que te viniere en gusto; que con acabar mi vida habré satisfecho a tu
crueldad y a mi deseo.
Tuyo hasta la muerte,
El Caballero de la Triste Figura
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