Page 173 - El ingenioso caso de don Quijote de la Mancha
P. 173

servirán de mojones y señales para que me halles cuando vuelvas, a imitación del hilo del laberinto

                  de Perseo.

                  -Así lo haré -respondió Sancho Panza.


                  Y cortando algunos, pidió la bendición a su señor y, no sin muchas lágrimas de entrambos, se

                  despidió dél. Y subiendo sobre Rocinante, a quien don Quijote encomendó mucho, y que mirase por

                  él como por su propria persona, se puso en camino del llano, esparciendo de trecho a trecho los
                  ramos de la retama, como su amo se lo había aconsejado. Y así se fue, aunque todavía le

                  importunaba don Quijote que le viese siquiera hacer dos locuras. Mas no hubo andado cien pasos,

                  cuando volvió y dijo:


                  -Digo, señor, que vuestra merced ha dicho muy bien: que para que pueda jurar sin cargo de
                  conciencia que le he visto hacer locuras, será bien que vea siquiera una, aunque bien grande la he

                  visto en la quedada de vuestra merced.


                  -¿No te lo decía yo? -dijo don Quijote-. Espérate, Sancho, que en un credo las haré.

                  Y desnudándose con toda priesa los calzones, quedó en carnes y en pañales, y luego, sin más ni más,

                  dio dos zapatetas en el aire y dos tumbas la cabeza abajo y los pies en alto, descubriendo cosas que,

                  por no verlas otra vez, volvió Sancho la rienda a Rocinante, y se dio por contento y satisfecho de que

                  podía jurar que su amo quedaba loco. Y así, le dejaremos ir su camino, hasta la vuelta, que fue

                  breve.



                  Capítulo 26: Donde se prosiguen las finezas que de enamorado hizo don Quijote en Sierra Morena

                  Y volviendo a contar lo que hizo el de la Triste Figura después que se vio solo, dice la historia que,

                  así como don Quijote acabó de dar las tumbas o vueltas de medio abajo desnudo y de medio arriba

                  vestido, y que vio que Sancho se había ido sin querer aguardar a ver más sandeces, se subió sobre

                  una punta de una alta peña, y allí tomó a pensar lo que otras muchas veces había pensado, sin

                  haberse jamás resuelto en ello; y era que cuál seria mejor y le estaría más a cuento: imitar a Roldán




                                             Portal Educativo EducaCYL
                                              http://www.educa.jcyl.es
   168   169   170   171   172   173   174   175   176   177   178