Page 171 - El ingenioso caso de don Quijote de la Mancha
P. 171

-Por vida de mi padre -dijo Sancho en oyendo la carta-, que es la más alta Cosa que jamás he oído.
                  ¡Pesia a mi, y cómo que le dice vuestra merced ahí todo cuanto quiere, y qué bien que encaja en la

                  firma El Caballero de la Triste Figura! Digo de verdad que es vuestra merced el mesmo diablo, y que

                  no hay cosa que no sepa.


                  -Todo es menester -respondió don Quijote- para el oficio que trayo.

                  -Ea, pues -dijo Sancho-, ponga vuestra merced en esotra vuelta la cédula de los tres pollinos, y

                  firmela con mucha claridad, porque la conozcan en viéndola.

                  -Que me place -dijo don Quijote.


                  Y habiéndola escrito, se la leyó, que decía ansí:

                  Mandará vuestra merced, por esta primera de pollinos, señora sobrina, dar a Sancho Panza, mi

                  escudero, tres de los cinco que dejé en casa y están a cargo de vuestra merced. Los cuales tres

                  pollinos se los mando librar y pagar por otros tantos aquí recebidos de contado; que con ésta y con

                  su carta de pago serán bien dados. Fecha en las entrañas de Sierra Morena, a veinte y dos de agosto

                  deste presente año.

                  -Buena está -dijo Sancho-: fírmela vuestra merced.

                  -No es menester firmaría -dijo don Quijote-, sino solamente poner mi rúbrica, que es lo mesmo que

                  firma, y para tres asnos, y aun para trecientos, fuera bastante.


                  -Yo me confío de vuestra merced -respondió Sancho-. Déjeme, iré a ensillar a Rocinante, y aparéjese

                  vuestra merced a echarme su bendición; que luego pienso partirme, sin ver las sandeces que vuestra
                  merced ha de hacer, que yo diré que le vi hacer tantas, que no quiera más.


                  -Por lo menos, quiero, Sancho, y porque es menester ansí, quiero, digo, que me veas en cueros, y

                  hacer una o dos docenas de locuras, que las haré en menos de media hora, porque habiéndolas tú

                  visto por tus ojos, puedas jurar a tu salvo en las demás que quisieres añadir; y asegúrote que no
                  dirás tú tantas cuantas yo pienso hacer.



                                             Portal Educativo EducaCYL
                                              http://www.educa.jcyl.es
   166   167   168   169   170   171   172   173   174   175   176