Page 135 - El ingenioso caso de don Quijote de la Mancha
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–Va por diez años –replicó la guarda–, que es como muerte cevil. No se quiera saber más, sino que

                  este buen hombre es el famoso Ginés de Pasamonte, que por otro nombre llaman Ginesillo de

                  Parapilla.

                  –Señor comisario –dijo entonces el galeote–, váyase poco a poco, y no andemos ahora a deslindar

                  nombres y sobrenombres. Ginés me llamo y no Ginesillo, y Pasamonte es mi alcurnia, y no

                  Parapilla, como voacé dice; y cada uno se dé una vuelta a la redonda, y no hará poco.

                  –Hable con menos tono –replicó el comisario–, señor ladrón de más de la marca, si no quiere que le

                  haga callar, mal que le pese.


                  –Bien parece –respondió el galeote– que va el hombre como Dios es servido, pero algún día sabrá

                  alguno si me llamo Ginesillo de Parapilla o no.



                  –Pues, ¿no te llaman ansí, embustero? –dijo la guarda.


                  –Sí llaman –respondió Ginés–, mas yo haré que no me lo llamen, o me las pelaría donde yo digo

                  entre mis dientes. Señor caballero, si tiene algo que darnos, dénoslo ya, y vaya con Dios, que ya

                  enfada con tanto querer saber vidas ajenas; y si la mía quiere saber, sepa que yo soy Ginés de
                  Pasamonte, cuya vida está escrita por estos pulgares.


                  –Dice verdad –dijo el comisario–: que él mesmo ha escrito su historia, que no hay más, y deja

                  empeñado el libro en la cárcel en docientos reales.

                  –Y le pienso quitar –dijo Ginés–, si quedara en docientos ducados.


                  –¿Tan bueno es? –dijo don Quijote.

                  –Es tan bueno –respondió Ginés– que mal año para Lazarillo de Tormes y para todos cuantos de

                  aquel género se han escrito o escribieren. Lo que le sé decir a voacé es que trata verdades, y que son

                  verdades tan lindas y tan donosas que no pueden haber mentiras que se le igualen.

                  –¿Y cómo se intitula el libro? –preguntó don Quijote.


                  –La vida de Ginés de Pasamonte –respondió el mismo.

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