Page 121 - El ingenioso caso de don Quijote de la Mancha
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Y, dándosela a su amo, se la puso luego en la cabeza, rodeándola a una parte y a otra, buscándole el
encaje; y, como no se le hallaba, dijo:
–Sin duda que el pagano, a cuya medida se forjó primero esta famosa celada, debía de tener
grandísima cabeza, y lo peor dello es que le falta la mitad.
Cuando Sancho oyó llamar a la bacía celada, no pudo tener la risa; mas vínosele a las mientes la
cólera de su amo, y calló en la mitad della.
–¿De qué te ríes, Sancho? –dijo don Quijote.
–Ríome –respondió él– de considerar la gran cabeza que tenía el pagano dueño deste almete, que
no semeja si[no] una bacía de barbero pintiparada.
–¿Sabes qué imagino, Sancho? Que esta famosa pieza deste encantado yelmo, por algún estraño
acidente, debió de venir a manos de quien no supo conocer ni estimar su valor, y, sin saber lo que
hacía, viéndola de oro purísimo, debió de fundir la otra mitad para aprovecharse del precio, y de la
otra mitad hizo ésta, que parece bacía de barbero, como tú dices. Pero, sea lo que fuere; que para mí
que la
conozco no hace al caso su trasmutación; que yo la aderezaré en el primer lugar donde haya herrero,
y de suerte que no le haga ventaja, ni aun le llegue, la que hizo y forjó el dios de las herrerías para el
dios de las batallas; y, en este entretanto, la traeré como pudiere, que más vale algo que no nada;
cuanto más, que bien será bastante para defenderme de alguna pedrada.
–Eso será –dijo Sancho– si no se tira con honda, como se tiraron en la pelea de los dos ejércitos,
cuando le santiguaron a vuestra merced las muelas y le rompieron el alcuza donde venía aquel
benditísimo brebaje que me hizo vomitar las asaduras.along
–No me da mucha pena el haberle perdido, que ya sabes tú, Sancho –dijo don Quijote–, que yo
tengo la receta en la memoria.
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