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dictamos las leyes de la Naturaleza.
—¡No las dictáis! Ni siquiera sois los dueños de este planeta. ¿Qué me
dices de Eurasia y Asia Oriental? Todavía no las habéis conquistado.
—Eso no tiene importancia. Las conquistaremos cuando nos convenga. Y
si no las conquistásemos nunca, ¿en qué puede influir eso? Podemos borrarlas
de la existencia. Oceanía es el mundo entero.
—Es que el mismo mundo no es más que una pizca de polvo. Y el hombre
es sólo una insignificancia. ¿Cuánto tiempo lleva existiendo? La Tierra estuvo
deshabitada durante millones de años.
—¡Qué tontería! La Tierra tiene sólo nuestra edad. ¿Cómo va a ser más
vieja? No existe sino lo que admite la conciencia humana.
—Pero las rocas están llenas de huesos de animales desaparecidos,
mastodontes y enormes reptiles que vivieron en la Tierra muchísimo antes de
que apareciera el primer hombre.
—¿Has visto alguna vez esos huesos, Winston? Claro que no. Los
inventaron los biólogos del siglo XIX. Nada hubo antes del hombre. Y
después del hombre, si éste desapareciera definitivamente de la Tierra, nada
habría tampoco. Fuera del hombre no hay nada.
—Es que el universo entero está fuera de nosotros. ¡Piensa en las estrellas!
Puedes verlas cuando quieras. Algunas de ellas están a un millón de años —
luz de distancia. Jamás podremos alcanzarlas.
—¿Qué son las estrellas? —dijo O'Brien con indiferencia—. Solamente
unas bolas de fuego a unos kilómetros de distancia. Podríamos llegar a ellas si
quisiéramos o hacerlas desaparecer, borrarlas de nuestra conciencia. La Tierra
es el centro del universo. El sol y las estrellas giran en torno a ella.
Winston hizo otro movimiento convulsivo. Esta vez no dijo nada. O'Brien
prosiguió, como si contestara a una objeción que le hubiera hecho Winston:
—Desde luego, para ciertos fines es eso verdad. Cuando navegamos por el
océano o cuando predecimos un eclipse, nos puede resultar conveniente dar
por cierto que la Tierra gira alrededor del sol y que las estrellas se encuentran
a millones y millones de kilómetros de nosotros. Pero, ¿qué importa eso?
¿Crees que está fuera de nuestros medios un sistema dual de astronomía? Las
estrellas pueden estar cerca o lejos según las necesitemos. ¿Crees que ésa es
tarea difícil para nuestros matemáticos? ¿Has olvidado el doblepensar?
Winston se encogió en el lecho. Dijera lo que dijese, le venía encima la
veloz respuesta como un porrazo, y, sin embargo, sabía —sabía— que llevaba
razón. Seguramente había alguna manera de demostrar que la creencia de que
nada existe fuera de nuestra mente es una absoluta falsedad. ¿No se había