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completo como el de una contorsionista sobre su cuerpo. La sociedad
oceánica se apoya en definitiva sobre la creencia de que el Gran Hermano es
omnipotente y que el Partido es infalible. Pero como en realidad el Gran
Hermano no es omnipotente y el Partido no es infalible, se requiere una
incesante flexibilidad para enfrentarse con los hechos. La palabra clave en
esto es negroblanco. Como tantas palabras neolingüísticas, ésta tiene dos
significados contradictorios. Aplicada a un contrario, significa la costumbre
de asegurar descaradamente que lo negro es blanco en contradicción con la
realidad de los hechos. Aplicada a un miembro del Partido significa la buena
y leal voluntad de afirmar que lo negro es blanco cuando la disciplina del
Partido lo exija. Pero también se designa con esa palabra la facultad de creer
que lo negro es blanco, más aún, de saber que lo negro es blanco y olvidar
que alguna vez se creyó lo contrario. Esto exige una continua alteración del
pasado, posible gracias al sistema de pensamiento que abarca a todo lo
demás y que se conoce con el nombre de doblepensar.
La alteración del pasado es necesaria por dos razones, una de las cuales
es subsidiaria y, por decirlo así, de precaución. La razón subsidiaria es que el
miembro del Partido, lo mismo que el proletario, tolera las condiciones de
vida actuales, en gran parte porque no tiene con qué compararlas. Hay que
cortarle radicalmente toda relación con el pasado, así como hay que aislarlo
de los países extranjeros, porque es necesario que se crea en mejores
condiciones que sus antepasados y que se haga la ilusión de que el nivel de
comodidades materiales crece sin cesar. Pero la razón más importante para
«reformar» el pasado es la necesidad de salvaguardar la infalibilidad del
Partido. No solamente es preciso poner al día los discursos, estadísticas y
datos de toda clase para demostrar que las predicciones del Partido nunca
fallan, sino que no puede admitirse en ningún caso que la doctrina política del
Partido haya cambiado lo más mínimo porque cualquier variación de táctica
política es una confesión de debilidad. Si, por ejemplo, Eurasia o Asia
Oriental es la enemiga de hoy, es necesario que ese país (el que sea de los
dos, según las circunstancias) figure como el enemigo de siempre. Y si los
hechos demuestran otra cosa, habrá que cambiar los hechos. Así, la Historia
ha de ser escrita continuamente. Esta falsificación diaria del pasado,
realizada por el Ministerio de la Verdad, es tan imprescindible para la
estabilidad del régimen como la represión y el espionaje efectuados por el
Ministerio del Amor.
La mutabilidad del pasado es el eje del Ingsoc. Los acontecimientos
pretéritos no tienen existencia objetiva, sostiene el Partido, sino que
sobreviven sólo en los documentos y en las memorias de los hombres. El
pasado es únicamente lo que digan los testimonios escritos y la memoria
humana. Pero como quiera que el Partido controla por completo todos los
documentos y también la mente de todos sus miembros, resulta que el pasado