Page 145 - 1984
P. 145

propiedad  privada,  era  evidente  que  pasaba  a  ser  propiedad  pública.  El

               Ingsoc,  procedente  del  antiguo  socialismo  y  que  había  heredado  su
               fraseología,  realizó  los  principios  fundamentales  de  ese  socialismo,  con  el
               resultado,  previsto  y  deseado,  de  que  la  desigualdad  económica  se  hizo
               permanente.

                   Pero  los  problemas  que  plantea  la  perpetuación  de  una  sociedad
               jerarquizada son mucho más complicados. Sólo hay cuatro medios de que un

               grupo dirigente sea derribado del Poder. O es vencido desde fuera, o gobierna
               tan ineficazmente que las masas se le rebelan, o permite la formación de un
               grupo medio que lo pueda desplazar, o pierde la confianza en sí mismo y la
               voluntad  de  mando.  Estas  causas  no  operan  sueltas,  y  por  lo  general  se
               presentan las cuatro combinadas en cierta medida. El factor que decide en

               última instancia es la actitud mental de la propia clase gobernante.
                   Después de mediados del siglo XX, el primer peligro había desaparecido.

               No  había  posibilidad  de  una  derrota  infligida  por  una  potencia  enemiga.
               Cada  uno  de  los  tres  superestados  en  que  ahora  se  divide  el  mundo  es
               inconquistable,  y  sólo  podría  llegar  a  ser  conquistado  por  lentos  cambios
               demográficos,  que  un  Gobierno  con  amplios  poderes  puede  evitar  muy
               fácilmente. El segundo peligro es sólo teórico. Las masas nunca se levantan

               por  su  propio  impulso  y  nunca  lo  harán  por  la  sola  razón  de  que  están
               oprimidas.  Las  crisis  económicas  del  pasado  fueron  absolutamente
               innecesarias y ahora no se tolera que ocurran, pero de todos modos ninguna
               razón de descontento podrá tener ahora resultados políticos, ya que no hay
               modo  de  que  el  descontento  se  articule.  En  cuanto  al  problema  de  la
               superproducción,  que  ha  estado  latente  en  nuestra  sociedad  desde  el
               desarrollo  del  maquinismo,  queda  resuelto  por  el  recurso  de  la  guerra

               continua (véase el capítulo III), que es también necesaria para mantener la
               moral  pública  a  un  elevado  nivel.  Por  tanto,  desde  el  punto  de  vista  de
               nuestros actuales gobernantes, los únicos peligros auténticos son la aparición
               de  un  nuevo  grupo  de  personas  muy  capacitadas  y  ávidas  de  poder  o  el
               crecimiento  del  espíritu  liberal  y  del  escepticismo  en  las  propias  filas

               gubernamentales.  O  sea,  todo  se  reduce  a  un  problema  de  educación,  a
               moldear continuamente la mentalidad del grupo dirigente y del que se halla
               inmediatamente debajo de él. En cambio, la consciencia de las masas sólo ha
               de ser influida de un modo negativo.

                   Con este fondo se puede deducir la estructura general de la sociedad de
               Oceanía. En el vértice de la pirámide está el Gran Hermano. Éste es infalible
               y todopoderoso. Todo triunfo, todo descubrimiento científico, toda sabiduría,

               toda  felicidad,  toda  virtud,  se  considera  que  procede  directamente  de  su
               inspiración y de su poder. Nadie ha visto nunca al Gran Hermano. Es una
               cara en los carteles, una voz en la telepantalla. Podemos estar seguros de que
   140   141   142   143   144   145   146   147   148   149   150