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decadencia, el ser humano se encuentra mejor que hace unos cuantos siglos.
               Pero ninguna reforma ni revolución alguna han conseguido acercarse ni un
               milímetro a la igualdad humana. Desde el punto de vista de los Bajos, ningún
               cambio histórico ha significado mucho más que un cambio en el nombre de
               sus amos.

                   A fines del siglo XIX eran muchos los que habían visto claro este juego. De
               ahí  que  surgieran  escuelas  del  pensamiento  que  interpretaban  la  Historia

               como  un  proceso  cíclico  y  aseguraban  que  la  desigualdad  era  la  ley
               inalterable de la vida humana. Desde luego, esta doctrina ha tenido siempre
               sus  partidarios,  pero  se  había  introducido  un  cambio  significativo.  En  el
               pasado, la necesidad de una forma jerárquica de la sociedad había sido la
               doctrina  privativa  de  los  Altos.  Fue  defendida  por  reyes,  aristócratas,

               jurisconsultos, etc. Los Medianos, mientras luchaban por el poder, utilizaban
               términos  como  «libertad»,  «justicia»  y  «fraternidad».  Sin  embargo,  el
               concepto de la fraternidad humana empezó a ser atacado por individuos que
               todavía  no  estaban  en  el  Poder,  pero  que  esperaban  estarlo  pronto.  En  el
               pasado, los Medianos hicieron revoluciones bajo la bandera de la igualdad,
               pero  se  limitaron  a  imponer  una  nueva  tiranía  apenas  desaparecida  la
               anterior.  En  cambio,  los  nuevos  grupos  de  Medianos  proclamaron  de

               antemano su tiranía. El socialismo, teoría que apareció a principios del siglo
               XIX  y  que  fue  el  último  eslabón  de  una  cadena  que  se  extendía  hasta  las
               rebeliones de esclavos en la Antigüedad, seguía profundamente infestado por
               las viejas utopías. Pero a cada variante de socialismo aparecida a partir de
               1900 se abandonaba más abiertamente la pretensión de establecer la libertad
               y la igualdad. Los nuevos movimientos que surgieron a mediados del siglo,

               Ingsoc en Oceanía, neobolchevismo en Eurasia y adoración de la muerte en
               Asia oriental, tenían como finalidad consciente la perpetuación de la falta de
               libertad  y  de  la  desigualdad  social.  Estos  nuevos  movimientos,  claro  está,
               nacieron de los antiguos y tendieron a conservar sus nombres y aparentaron
               respetar sus ideologías. Pero el propósito de todos ellos era sólo detener el
               progreso e inmovilizar a la Historia en un momento dado. El movimiento de
               péndulo iba a ocurrir una vez más y luego a detenerse. Como de costumbre,

               los Altos serían desplazados por los Medianos, que entonces se convertirían a
               su  vez  en  Altos,  pero  esta  vez,  por  una  estrategia  consciente,  estos  últimos
               Altos conservarían su posición permanentemente.

                   Las  nuevas  doctrinas  surgieron  en  parte  a  causa  de  la  acumulación  de
               conocimientos  históricos  y  del  aumento  del  sentido  histórico,  que  apenas
               había existido antes del siglo XIX. Se entendía ya el movimiento cíclico de la

               Historia,  o  parecía  entenderse;  y  al  ser  comprendido  podía  ser  también
               alterado.  Pero  la  causa  principal  y  subyacente  era  que  ya  a  principios  del
               siglo XX era técnicamente posible la igualdad humana. Seguía siendo cierto
               que los hombres no eran iguales en sus facultades innatas y que las funciones
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