Page 142 - 1984
P. 142
decadencia, el ser humano se encuentra mejor que hace unos cuantos siglos.
Pero ninguna reforma ni revolución alguna han conseguido acercarse ni un
milímetro a la igualdad humana. Desde el punto de vista de los Bajos, ningún
cambio histórico ha significado mucho más que un cambio en el nombre de
sus amos.
A fines del siglo XIX eran muchos los que habían visto claro este juego. De
ahí que surgieran escuelas del pensamiento que interpretaban la Historia
como un proceso cíclico y aseguraban que la desigualdad era la ley
inalterable de la vida humana. Desde luego, esta doctrina ha tenido siempre
sus partidarios, pero se había introducido un cambio significativo. En el
pasado, la necesidad de una forma jerárquica de la sociedad había sido la
doctrina privativa de los Altos. Fue defendida por reyes, aristócratas,
jurisconsultos, etc. Los Medianos, mientras luchaban por el poder, utilizaban
términos como «libertad», «justicia» y «fraternidad». Sin embargo, el
concepto de la fraternidad humana empezó a ser atacado por individuos que
todavía no estaban en el Poder, pero que esperaban estarlo pronto. En el
pasado, los Medianos hicieron revoluciones bajo la bandera de la igualdad,
pero se limitaron a imponer una nueva tiranía apenas desaparecida la
anterior. En cambio, los nuevos grupos de Medianos proclamaron de
antemano su tiranía. El socialismo, teoría que apareció a principios del siglo
XIX y que fue el último eslabón de una cadena que se extendía hasta las
rebeliones de esclavos en la Antigüedad, seguía profundamente infestado por
las viejas utopías. Pero a cada variante de socialismo aparecida a partir de
1900 se abandonaba más abiertamente la pretensión de establecer la libertad
y la igualdad. Los nuevos movimientos que surgieron a mediados del siglo,
Ingsoc en Oceanía, neobolchevismo en Eurasia y adoración de la muerte en
Asia oriental, tenían como finalidad consciente la perpetuación de la falta de
libertad y de la desigualdad social. Estos nuevos movimientos, claro está,
nacieron de los antiguos y tendieron a conservar sus nombres y aparentaron
respetar sus ideologías. Pero el propósito de todos ellos era sólo detener el
progreso e inmovilizar a la Historia en un momento dado. El movimiento de
péndulo iba a ocurrir una vez más y luego a detenerse. Como de costumbre,
los Altos serían desplazados por los Medianos, que entonces se convertirían a
su vez en Altos, pero esta vez, por una estrategia consciente, estos últimos
Altos conservarían su posición permanentemente.
Las nuevas doctrinas surgieron en parte a causa de la acumulación de
conocimientos históricos y del aumento del sentido histórico, que apenas
había existido antes del siglo XIX. Se entendía ya el movimiento cíclico de la
Historia, o parecía entenderse; y al ser comprendido podía ser también
alterado. Pero la causa principal y subyacente era que ya a principios del
siglo XX era técnicamente posible la igualdad humana. Seguía siendo cierto
que los hombres no eran iguales en sus facultades innatas y que las funciones