Page 72 - De Victoria para Alejandro
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era absoluto; los familiares, tanto los hombres que JU1c1os le quemen para la exterminación eterna!
se agolpaban al fondo como las mujeres que forma ¡Que se peguen a él todas las maldiciones de esta
ban una masa en la puerta de la sala, estaban im alianza! ¡Que Dios le separe para la desventura, y
presionados por el severo ceremonial. sea arrancado de en medio de los hijos de la luz,
Miriam susurró: pues se ha apartado de Dios, arrastrado por sus
-Puro protocolo. Ya está decidido que los ídolos y por las ocasiones de pecado! ¡Sea su suerte
aceptarán. entre los eternamente malditos!
Dos mujeres que estaban al lado le dirigie -¡Amén, amén, amén!
ron miradas furiosas por el único ojo que el velo Comenzaron a cantar un himno. Victoria
descubría del todo. murmuró a Miriam:
El prefecto contó los votos y anunció la -¡Vaya forma de amenazar!
admisión por unanimidad. Todos se pusieron en El hombre que las había recibido entró en
pie y alzaron las manos para bendecir, a coro y con la pequeña sala y con un gesto mandó salir a todas
solemnidad. las mujeres. Observó si habían tocado algo y orde
-¡Que el Señor os bendiga con todo bien
y os preserve de todo mal! ¡Que ilumine vuestro nó recoger unas hojas que alguna niña había tirado
al suelo. En silencio, sin dirigirles la palabra en
corazón con la inteligencia de la vida y os favorez
ca con el conocimiento eterno! ¡Que se aparezca ningún momento, las devolvió al patio.
ante vosotros con el rostro de su misericordia y que
os otorgue felicidad eterna!
Los ya aceptados respondieron con la ca_ Las familias comieron a la sombra de las
beza inclinada: palmeras de las provisiones que habían traído de
-¡Amén, amén, amén! casa. El ambiente era de alegría. Los nuevos miem
-¡Maldito sea quien, al entrar en la alian- bros del monasterio comieron juntos en la sala de
za, lleva consigo la ocasión que le hace pecar y reuniones, que también hacía de comedor. Tras la
apartarse de Dios! Sin duda al escuchar las pala comida, los hombres reían y bebían, intercambian
bras de esta alianza se bendecirá en su corazón do los grupos. Las mujeres charlaban aparte. Des
diciendo: «¡Tendré paz, aunque continúe en la per pués de servir la comida a sus hombres, se sentaron
versidad de mi corazón!». ¡Pero su espíritu será en corro y se quitaron los velos para comer ellas
arrancado, sin perdón! ¡Que la cólera de Dios y sus también.