Page 67 - De Victoria para Alejandro
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 comida te la servirá tu esclava Prisca, y al término   pueblo para gobernar sobre todas las naciones se­
 Je  tu  impureza,  te  bañarás y lavarás todo lo que   gún  habían  anunciado  los  profetas.  Había  otros
 hayas tocado. ¿Está claro?   monjes en Israel, que vivían en pequeños grupos y
 -Está claro, pero me parece una tontería.  que seguían la misma doctrina, pero Qumrán era
 La tía Juana se levantó indignada:  la casa madre de todos ellos. Había sobrevivido a
 -¿  Vas  a  cuestionar  impíamente  nuestra  terremotos, a revoluciones políticas y a la presión
 Ley?   de los sacerdotes del templo de Jerusalén, que los
 -No;  Y  o respeto vuestras creencias, aun­  despreciaban. Era un pequeño mundo con esplén­
 que creo que, como decía Pablo, os esclavizan.   didas  instalaciones  de  agua,  huertos,  hornos  de
 -Mientras vivas en esta casa serán las tu-  cerámica y talleres donde se tejía el lino y la lana y
 yas. Recuérdalo.   que no dependía para nada del exterior. En contra
        de  las  costumbres  de  Israel,  sus  hombres  no  se
        casaban, mantenían rígidas normas de pureza ri­
 Después  de  las  largas  horas  de  viaje,  la   tual que incluían ropas blancas y múltiples lavados,
 torre, blanca, que brillaba al sol y parecía formar   y guardaban obediencia ciega a la regla de la Co­
 parte  del paisaje,  era lo primero que se veía del   munidad. Estudiaban la ley y su biblioteca era cé­
 monasterio.  Luego se advertían los largos muros y   lebre. Algunas familias, como la de su tío, seguían
 las  pequeñas  construcciones  auxiliares  también   también la regla, pero de una forma más relajada
 blancas entre la masa verde de los árboles. Victo­  para  los  que  estaban  casados  y  vivían  fuera  del
 ria, medio ahogada por el calor y por el espeso velo   monasterio. El monasterio era rico por las aporta­
 que la envolvía, intentaba mirar fuera de las corti­  ciones de los monjes, que cedían todos sus bienes
 nas de  la  litera que se bamboleaba en lo alto del   a la comuni�, 1.
 camello.  Sentía  una  intensa  curiosidad  y  est_aba   El  jefe  de  la  caravana  dio  una  voz  que
 harta del manto y los velos en que la habían envuel­  repitieron los conductores.  El camello se detuvo,
 to.  Allí estaba el famoso monasterio en donde un   dio un traspiés y se arrodilló. Victoria entreabrió
 grupo de judíos se habían refugiado hacía casi dos­  las cortinas bordadas y descendió de la alta litera.
 cientos  años  para  vivir  piadosamente  mientras   Un bulto de mantos y velos se acercó y, por la risa,
 aguardaban  el  cumplimiento  de  las  promesas en   reconoció a su prima Marian.
 favor de Israel.  Se consideraban hijos de la luz, el   -¿Te has mareado?
 auténtico Israel, el resto del que Dios renovaría su   -Gracias a  Dios,  no.  Pero tengo mucho
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