Page 75 - De Victoria para Alejandro
P. 75

74                                                    ,.


 Un poco después salieron los nuevos mon­  ti   Ocho
 jes para despedirse de sus familias.
 Judas se dirigió a su prima:
 -Me hubiese gustado continuar la conver­
 sación de anoche.  Me interesa Jesús de Nazaret;
 creo que fue un gran profeta; ahora ya no podre­
 mos hablar.

 -Hay un rollo con su vida y sus palabras.
 -¿Me  lo  darías  para  la  Biblioteca?  Con  La vieja Prisca se acercó al rincón del pa­
 permiso, lo podríamos estudiar.  tio,  donde Victoria trenzaba hilo dorado para ha­
 Un hombre dio una palmada en el patio.  cer  unos  cordones  que  quería regalar  a Miriam.
        Quedarían preciosos en sus cabellos oscuros.
 Judas  se  inclinó  ante  Victoria  y  su  hermana;  su
 madre lo abrazó y su padre puso sus manos sobre  -Niña, la anciana señora quiere verte en
 su  cabeza  para  bendecirle.  Efraín  y  Daniel,  los  la sala.
 hermanos, parecían conmovidos.  Victoria  recogió  su  labor  y  se  levantó

 El hombre dio otra palmada y los nuevos  mientras alisaba con la mano su túnica blanca.
                -Niña,  ¿cuándo  volvemos  a  Roma?  No
 monjes,  con  sus  ropas blancas que los igualaban,
        me gusta esta gente,  no entiendo lo  que dicen  y
 formaron una fila en silencio y entraron en el mo­
        siempre creo que murmuran de mí.
 nasterio.  Poco a poco,  en un silencio algo triste,
                -Ellos tampoco te entienden a ti,  Prisca.
 muy diferente de la alegría que había presidido la
 llegada, fueron saliendo todas las familias.  No todo el mundo habla latín o griego.
                 Habían transcurrido casi dos meses desde
        que llegaron. Victoria había asistido a una reunión
        del administrador de su padre con el tío José y el
        tío  Simeón.  Por deferencia a ella habían hablado
        en griego, pero de cuando en cuando intercambia­
        ban frases en arameo. Ella no había dicho en nin­
        gún  momento  que  los  entendía  perfectamente  y
        todos habían sido muy ceremoniosos mientras ha­
        blaban  en  griego,  y  cautelosos  y  realistas  con  el
   70   71   72   73   74   75   76   77   78   79   80