Page 69 - De Victoria para Alejandro
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 calor.  Me agobia esta ropa. ¿Por qué tenemos que   -Las mujeres no pueden entrar en la sala
 ir como momias?   de las reuniones. Desde aquí podréis ver a vuestros
 -Los  monjes  de  Qumran hacen  voto  de  parientes.  Tendréis  mucho  cuidado  de  no  tocar
 castidad y no debemos inducirles al pecado.   nada ni romper nada.
 -Y  a lo sé. Pero no me gusta. Y  o soy ro-  Asomándose por la ancha puerta se veía
 mana.   una plataforma enlosada que formaba la presiden­
 Miriam rió de nuevo.   cia del comedor y sala de reuniones. Se escuchaban
 -Pero quieres estar en la ceremonia.  murmullos apagados en la sala y Victoria se deslizó
 El tío Simeón llamó desde lejos  hasta el umbral para tener una mejor perspectiva.
 -¡Vamos!  ¡Y  no  os  separéis  de  vuestra  Era una habitación rectangular bordeada de asien­
 madre!   tos. Los hombres que no pertenecían al monasterio
 Se dirigieron a la puerta central al lado de   se  agolpaban  al  fondo.  Un  numeroso  grupo  de
 la torre y desde allí pasaron a un gran patio. Las   hombres  vestidos de blanco entraban,  despacio y
 palmeras  ponían  una  fresca  mancha  de  verdor.   en  fila,  por  la  puerta  que  estaba  enfrente  de  la
 U  nos muchachos, muy serios y vestidos con ropas   habitación de la vajilla.
 blancas,  les hicieron una señal y  separaron  a las   Miriam le tocó en el codo.
 mujeres a un lado,  mientras los hombres seguían   -No  puedes  quedarte  aquí  -susurró-;
 caminando por un paso que a mano izquierda co­  eres tan alta que no dejas ver a las demás.
 municaba con otro patio. Victoria quedó con Mi­  Victoria se retiró hacia atrás del marco de
 riam, la tía Juana y un numeroso grupo de mujeres,   la  puerta  y  Miriam  pasó  delante  de  ella.  Otras
 todas envueltas  en velos  de  la cabeza a  los pies.   mujeres se agolparon en el hueco.
 Aguardaron cerca de una hora hasta ql!e   Detrás  de la larga procesión de hombres
 todos  los  hombres  hubieron  entrado,  y luego las   de todas las edades, entraron los jueces, que ocu­
 condujeron a través del segundo patio por debajo   paron los asientos de la plataforma.
 del acueducto hasta una habitación pequeña y cua­  El sacerdote que ocupaba la silla central se
 drada con armarios y estanterías repletos de platos   puso de pie y se dirigió con voz alta y clara a la
 y escudillas. Era, claramente, el cuarto auxiliar del   asamblea de monjes:
 comedor con el que comunicaba por una puerta.   -La comunidad de los pobres, el resto de
 Un  hombre  mayor,  también  vestido  de   Israel está reunido. Cada uno ha ocupado su pues­
 blanco, dijo:   to según  su  rango en  la comunidad:  primero los
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