Page 49 - De Victoria para Alejandro
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do, y los judíos, y más si son tan tradicionales y
piadosos como tu familia, no aceptan fácilmente a
los extranjeros aunque tengan su sangre. Tu madre
tampoco se encontraba a gusto en ese ambiente; i / /
por eso, escapaba con mi hermana en busca de una ( GAL/LfA
fe más alegre y libre. &
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Victoria, más serena, bebió un largo trago '� _t • Caná
de limonada para que le bajase el nudo de la gar Et / /,. '- • N=a.ret
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-Y o quería que me contases cosas del Se t •:'ÍI _,,
ñor. ¿Cómo era? Q::' '=:1i Cesá.rea
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Marta sonrió: � .-,)l - �/
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-¿Cómo era? Alto, de pelo y ojos oscuros; SAMARIA
un verdadero galileo*; pero lo importante era su ,if: -
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mirada; te contemplaba con cariño y clarividencia; :• .--,¡(/ /
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sabía cómo eras y te aceptaba y te quería sin nin ... ,
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guna condición. En este patio estuvo muchas ve .-JI// JUDfA
ces; venía a estar con nosotros y mi hermana per <:)0
día la noción del tiempo y se sentaba a sus pies y �-;, 1
le escuchaba. Y él no la echaba; ya habrás visto que Jerwalen • •Betania t· I I
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entre nosotros las mujeres nunca alternan con los ¡ ';¡ ¡ 1
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homl;>res, y menos cuando están hablando de sus a.,u�. e Belén., 1/.s j i
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cosas, y mucho menos si el que habla es un rabino*, I ¡, :::, JI -·
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pero a Jesús todo eso no le importaba. Luego, )J)' � .·
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María le contaba a tu madre todo lo que había • J/ebrón.
dicho y las dos se escapaban a buscarle. Él contes
taba a todas sus preguntas y les contaba parábolas.
Y los ancianos, los fariseos y las mujeres murmu Ñt,.. A M¡;_O!AD
raban sin descanso. ¡Ningún rabino enseña a las
mujeres! Y menos si son jóvenes y sin marido. Tu