Page 48 - De Victoria para Alejandro
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amiga de la familia. María no estaba y su hermana Cogida de improviso por la perspicacia de
Marta la había acogido con todo cariño. la anciana, Victoria sintió que enrojecía y que sus
-¡Cuánto sentirá mi hermana no estar en ojos se llenaban de lágrimas.
casa! Era la mejor amiga de tu madre cuando tenía -No lo sé muy bien. En Roma todo esto
tu edad. No te pareces a ella. no importaba. No era la más bella, ni por mí se iba
Victoria asintió, cansada. a desatar la guerra de Troya, pero todos los de la
-Ya. familia me querían; mi padre dice que me parezco
La anciana percibió la ligerísima irritación a su madre, a la abuela romana, y el abuelo Ismail
en la respuesta. nunca buscó en mí a mi madre -bajó la voz como
-¿ Y lo lamentas? si no quisiera que las plantas del patio la oyeran-.
-Tal vez por la desilusión de los que la Fue mi padrino de bautismo, durante días y días
conocieron. Tu hermana María también se hubiese me narraba la historia de los judíos y me contaba
desilusionado. cosas de Jesús. En secreto, me enseñó a hablar y a
-No creo. María es distinta a todos. Sabe escribir en griego, en hebreo y en arameo. Tenía
ver el fondo de las personas. No te debes disgustar deseos de conocer a mi familia judía; pero al llegar
con tu familia; es lógico que los que conocieron a aquí... -encogió los hombros en tanto le resbala
tu madre deseen reencontrarla en su hija, sin pen ban las lágrimas por la cara- el tío José me repro
sar que todos somos distintos e irrepetibles. cha mi educación romana, mis vestidos romanos,
-Dicen que mi madre era muy bella. mi forma de hablar; la abuela Ana censura mi pelo
-Cierto, pero no era eso lo más importan- y mis ojos, la tía Juana me observa con preocupa
te; lo que más cautivaba era su alegría de vivir, su ción; percibo en todos los mismos pensamientos:
encanto, su bondad. Tu abuelo la prefería a sus ¡ésta no puede ser la hija de su madre! ¿Qué vio en
otros hijos, ¡y eso que eran varones1, y Ana, su ella el abuelo para preferirla a los otros nietos?
madrastra, la quería como si fuese hija suya. Pero ¡Cuánto me gustaría poder renunciar a esa he
tú también tienes belleza y bondad, se te nota. Tal rencia!
vez eres más seria, .más responsable que tu madre, Hubo un silencio. La anciana Marta hizo
pero cada persona tiene su propia forma de ser. un gesto y la criada llenó otra vez los vasos. En el
Puso una mano en las de Victoria y su voz calor de la tarde cantaban los pájaros.
adquirió un tono cariñoso. -No debes dejar que te afecte de esa ma
-¿Por qué te sientes herida? nera la opinión de los demás. Vienes de otro mun-