Page 50 - De Victoria para Alejandro
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 do, y los judíos, y más si son tan  tradicionales y
 piadosos como tu familia, no aceptan fácilmente a
 los extranjeros aunque tengan su sangre. Tu madre
 tampoco se encontraba a gusto en ese ambiente;   i  /  /
 por eso, escapaba con mi hermana en busca de una   (  GAL/LfA
 fe más alegre y libre.   &
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 Victoria, más serena, bebió un largo trago   '�   _t   •  Caná
 de limonada para que le bajase el nudo de la gar­  Et   /  /,.  '-  • N=a.ret
 ganta               .  -�¡iz   /  /   ·---..   I
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 -Y  o quería que me contases cosas del Se­  t  •:'ÍI   _,,
 ñor. ¿Cómo era?   Q::'   '=:1i  Cesá.rea
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 Marta sonrió:   �  .-,)l - �/
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 -¿Cómo era? Alto, de pelo y ojos oscuros;  SAMARIA
 un verdadero galileo*; pero lo importante era su   ,if:  -
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 mirada; te contemplaba con cariño y clarividencia;   :•  .--,¡(/  /
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 sabía cómo eras y te aceptaba y te quería sin nin­  ...  ,
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 guna condición.  En este patio estuvo muchas ve­  .-JI//   JUDfA
 ces; venía a estar con nosotros y mi hermana per­  <:)0
 día la noción del tiempo y se sentaba a sus pies y   �-;,   1
 le escuchaba.  Y él no la echaba; ya habrás visto que   Jerwalen •  •Betania  t·   I   I
                               ,
                                       Qum1án
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 entre nosotros las mujeres nunca alternan con los   ¡  ';¡  ¡  1
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 homl;>res, y menos cuando están hablando de sus   a.,u�.   e  Belén.,   1/.s  j   i
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 cosas, y mucho menos si el que habla es un rabino*,   I ¡,  :::,  JI  -·
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 pero  a  Jesús  todo  eso  no  le  importaba.  Luego,   )J)'  � .·
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 María  le  contaba  a tu  madre  todo  lo  que  había   • J/ebrón.
 dicho y las dos se escapaban a buscarle. Él contes­
 taba a todas sus preguntas y les contaba parábolas.
 Y los ancianos, los fariseos y las mujeres murmu­  Ñt,.. A M¡;_O!AD
 raban  sin descanso.  ¡Ningún  rabino enseña a las
 mujeres!  Y menos si son jóvenes y sin marido. Tu
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