Page 54 - De Victoria para Alejandro
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"                     Seis                    ,.


















                 Entró despacio en la sala; sentía el estóma­
         go encogido de respeto. Allí, en aquel lugar, Jesús
         se había reunido con sus amigos para despedirse y
         hacer su última comida. Era una habitación senci­
         lla, bastante amplia, de paredes encaladas y baldo­
         sas de barro cocido en el suelo; una ventana abría
         sobre el patio. Los muebles propios de un comedor
         habían desaparecido;  sólo  quedaban banquetas y
         bancos arrimados a las paredes y un armario donde
         se debían de guardar rollos de pergamino.
                 La  mujer  que  había  abierto  la  puerta  le
         dijo:
                 -Aguarda aquí; enseguida te recibirán.
                 Victoria se dirigió a uno de los bancos y se
         sentó.  Con  los  ojos  muy  abiertos  parecía  querer
         empaparse  del  ambiente;  recordaba  lo  que,  muy
         niña, le habían contado su abuelo y el propio Pa­
         blo, lo que escuchara en tantas celebraciones de la
         iglesia, lo que había dicho Marcos y que ella misma
         había escrito.
                 La voz de un hombre la sobresaltó.
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