Page 41 - De Victoria para Alejandro
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Juana apoyó la mano en la cabeza de su hija. la otra parte. Me gustaría saberlo todo. Y no sé
-Descansad, hijas. Que Dios os bendiga cuántas veces podremos hablar a solas y con tran
-contestó Juana. quilidad como hoy. Aquí, ya lo habrás visto, las
Miriam trepó con agilidad por la estrecha costumbres no son como en Roma.
escalera. Al llegar a la habitación, tomó un par de Victoria se rindió.
mantos de lana gruesa y se los tendió a Victoria. -¿ Qué quieres saber?
-Toma, sujeta mientras cojo unos almoha -¿ Cuántos años tienes?
dones. Hace calor aquí. Ven. -Dieciséis, ¿por qué?
Subió por la escalera hasta la azotea y allí -Aquí ya estarías casada. Y o tengo doce y
buscó un ángulo de la casa para extender los man mi padre ya me está buscando marido.
tos en el suelo. Colocó los almohadones y se tumbó -Mi padre me ha prometido que me deja
cara a las estrellas. rá escoger.
-Ven. Aquí se está más fresco. Mira qué -¿Y has elegido ya?
cielo más hermoso. Se hizo un silencio. Luego, Victoria dijo
Victoria obedeció a su prima. Le sorpren con voz firme:
día su carácter; esa mezcla de respeto y travesura. -No quiero contestar.
La paz de la noche las envolvió. Un perro -¡Huy que interesante! Bueno, otra pre-
aulló a lo lejos. Todas las estrellas del cielo de gunta incómoda. ¿Eres cristiana?
verano parecían colgadas sobre las dos muchachas. Victoria sonrió en la oscuridad.
Miriam dijo de pronto: -Sí, lo soy. Como el abuelo y como mi
-¿Sabes hablar arameo? madre.
-Me lo enseñó el abuelo. -¡Vaya escándalo que se formó en la fami
-¿Cuanto tiempo vivió el abuelo con vo- lia cuando el abuelo dejó la casa y se fue con
sotros? Bernabé y Marcos a Chipre! Un escriba con los
-Tres ... , no, cuatro años -Victoria se sin cristianos ... Se lo he oído contar a la abuela mil
tió molesta-. ¿A qué viene tanta pregunta? veces. ¿Sabes? No ha vuelto a pisar la calle desde
Miriam rió con aquella risa fácil que pare entonces. Ni siquiera para ir al templo. Y la abuela
cía ser parte de su personalidad. es muy piadosa.
-No te ofendas, Victoria. Verás, yo soy -Los tíos también. ¿No?
curiosa y conozco parte de la historia. Tú conoces -También. Especialmente el tío José y mi