Page 38 - De Victoria para Alejandro
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Luego, estarán sus hijos y los criados. El tío Si la de tu tío José, que deseaba mucho conocerte. Y
meón es el hermano mayor y ha gobernado las -señaló a una niña, morena y espigada- ésta es mi
tierras y los rebaños del abuelo desde que éste hija Miriam.
abandonó Jerusalén para seguir al apóstol Pablo. Victoria hizo una inclinación de cabeza
-¿Podré cuidar de ti, verdad, niña? como le habían enseñado sus maestros, pero pron
-No lo sé, Prisca. No sé si las costumbres to se sintió estrujada por los brazos de las mujeres.
judías permiten criados personales. Tengo ganas La anciana Ana tenía el pelo blanco y la cara cu
de conocerlos. Son mi familia también. bierta de arrugas finas como el resquebrajarse del
-Recuerda que eres romana, niña, y no barro; la sentó a su lado, tomó sus manos entre las
dejes que estos orgullosos judíos te dominen y te suyas, le retiró el manto y la contempló fijamente
encierren. O yo tendré que tomar mis medidas hasta que el color subió a sus mejillas y se sintió
para que nos devuelvan a Roma, ya que tú no incómoda.
quieres hacer nada. -¿A quién te pareces, hija? ¡Tan blanca,
Victoria todavía reía ante los temores de con esos ojos! ¡Son como los de los bichos! ¡Y ese
Prisca cuando la comitiva se detuvo delante del pelo! Tu madre tenía el pelo oscuro y brillante con
portón de una gran casa y allí el tío José golpeó con reflejos rojos. Cuando se lo peinaba por la noche
decisión la aldaba. Abrió un criado que, al recono saltaban chispas. Y tu padre ... sólo le vi una vez,
cer al que llamaba, se deshizo en reverencias mien cuando vino a los desposorios con tu madre, pero ...
tras abría las grandes puertas de par en par para -movió la cabeza y Victoria evocó la alta figura de
que entrara la comitiva de los recién llegados. su padre, sus oscuros ojos parecidos a los de un
En el patio, cuadrado y bastante grande, águila y su pelo entrecano, y se sintió irremediable
con una fuente en un ángulo, aguardaba un h9m mente fea. Y a era una sensación conocida, pero le
bre bajo y moreno, parecido al tío José, pero lige hubiese gustado agradar a la familia de su madre.
ramente calvo que los saludó con alegría: La mujer del tío Simeón intervino en la
-Bienvenido, hermano. ¿Ésta es nuestra conversación.
sobrina? ¡Ya teníamos deseos de conocerte! -Deja, madre. Victoria es todavía muy jo
Se dirigió a un grupo de mujeres vestidas ven y no se pueden apreciar parecidos. Estarás
de oscuro que estaban detrás de él. cansada. Miriam te llevará a tu habitación y podrás
-Ésta es mi esposa, tu tía Juana. Y aquí lavarte y dormir un rato hasta la hora de la cena.
tienes a Ana, la mujer de tu abuelo y mi madre y Victoria se desasió de la anciana con una