Page 94 - Cuentos de Amor locura y Muerte
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Y en el ismo pajonal, sitiado siete días por el bosque,
, n:i YAGUAÍ
el o Y la llu ia, el superviviente agotó las rafees y gusanos
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pos1 les, perdió poco a poco sus fuerzas, hasta quedar sentado
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munéndo e de frío y hambre, con los ojos fijos en el Paraná.
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� ¡ Sil�x, que pasó por allí al atardecer., recogió al mensú
ya casi monbundo. Mas su felicidad transformóse en terror al
darse cuenta, al día siguiente, de que el vapor remontaba el río. Ahora bien, no podía ser sino allí. Yaguaí olfateó la piedra
� ¡Por favor te pido! -lloriqueó ante el capitán-. ¡No un sólido bloque de mineral de hierro- y dio una cautelosa
me baJes en Puerto X! ¡Me van a matar!. .. ¡Te Jo pido de vuelta en tomo. Bajo el sol a mediodía de Misiones, el aire
veras!. .. vibraba sobre el negro peñasco, fenómeno �ste que no sucedía
El Sílex volvió a Posadas, llevando con él al mensú al foxterrier. Allí abajo, sin embargo, estaba la lagartija. El
empapado aún en pesadillas nocturnas. perro giró nuevamente alrededor, resopló en un intersticio y,
Pero a los diez minutos de bajar a tierra estaba ya para honor de la raza, rascó un instante el bloque ardiente.
borracho con nueva contrata, y se encaminaba tambaleando a Hecho lo cual regresó con paso perezoso, que no impedía un
comprar extractos. sistemático olfaleo a ambos lados del sendero.
Entró en el comedor, echándose entre el aparador y la
pared, fresco refugio que él consideraba como suyo, a pesar de
tener en su contra la opinión de toda la casa. Pero el sombrío
rincón, admirable cuando a la depresión de la atmósfera
acompaña falta de aire, tomábase imposible en un día de
viento norte. Era éste otro flamante conocimiento del foxterrier,
en quien luchaba aún la herencia del país templado-Buenos
Aires, patria de sus abuelos y suya-, donde sucede precisa
mente lo contrario. Salió, por lo tanto afuera, y se sentó bajo
un naranjo, en pleno viento de fuego, pero que facilitaba
inmensamente la respiración. Y como los perros transpiran
muy poco, Yaguaí apreciaba cuanto es debido al viento
evaporizador, sobre la lengua danzante puesta a su paso.
El termómetro alcanzaba en ese momento a cuarenta
·grados. Pero los foxterriers de buena cuna son singularmente
falaces en cuanto a promesas de quietud se refiera. Bajo aquel
mediodía de fuego, sobre la meseta volcánica que la roja arena
tomaba aún más caliente, había lagartijas.
Con la boca ahora cerrada, Yaguaí traspuso el tejido de
alambre y se halló en pleno campo de caza. Desde septiembre
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