Page 274 - Narraciones extraordinarias
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cuales el Prefecto adapta todos sus planes. Pero  se equivo­
                                                                                    do mi cara a las expresiones de la suya, y luego espero que
            ca pues por un exceso de profundidad o de superficialidad
                                                                                                                                          _
                _                                                                   me llegue algún pensamiento que coincida justamente con
            en el análisis. Hay muchos escolares que razonarían mejor
                                                                                    esa cara". La respuesta de este niño contiene toda la sabi­
            que el.  Conozco a  uno de ocho años que se ha  vuelto el
              �                                                                     duría  de Rochefoucauld,  La  Bruyére,  Maquiavelo  Y
            ca peón indiscutido del juego de los pares e impares. Es
               ��                                                                   Campanella.                                  .  .  - ,
           un  J go muy sencillo en el que se usan bolitas. Uno de los
                         � ?     �                                                     -y la  identificación -deduje- de ese  sentimiento  se
           participantes e c nde  n número de bolitas en  su mano y
            �                                                                       relaciona íntimamente con el intelecto de su contrincante.
           e otro debe adivmar si ese número es par o impar. Si ad1-
                       .     .                                                         -En efecto-replicó Dupin-, y es justamente aquí donde
                                                                1
           vm a gana, si no, pierde una bolita. El niño del que háblo
                 �  �                                                              el Prefecto G. y sus hombres fallan, pues nunca toman en
                                                                                   cuenta el intelecto de su contrincante. Se guían por su pro­
           ganab t das  las  bolitas  del  colegio.  Tenía para ello un
           procedimiento fundado en la observación de la  astucia 0
                                                                                                                              �
                 �                                                                 pia inteligencia y astucia; si buscan un objet lo hacen en
           falta d esta en  sus  competidores.  Sin  ir más lejos,  si el
                                                                                   los lugares en donde ellos lo hubieran escondido. Gen ral­
                                                                                                                                       �
          contrano era un imbécil levantaba la mano y preguntaba
                                                                                   mente no se equivocan porque su inteligencia e la misma
                                                                                                                                        _
                                                                                                                                 �
          por  el número de bolitas  que en ella había.  El niño  dice
                                                                                   del pueblo. Pero cuando la  astucia del adversano es d1fe �
          impar Y pierde; pero gana la segunda vez, porque razona:
          � �                                                                      rente a la de ellos, este los derroca. Esto mismo sucede s1
           n  a  primera  jugada este tonto puso par en  su mano,  su
                    _ _  !                                                         la  astucia es inferior o superior a la de ellos. Los princi­
          limitada  astuc a  sólo le alcanza para poner impares en  Ja
                                                                                   pios de sus investigaciones son  siempre los mismos, ,Y  i
                                                                                                                                         �
                                                                                   les ofrecen una gran recompensa, solo exageran las practi­
          segunda; dlfe impar. Apuesta y gana. Si su competidor es
         un poco más astuto, el procedimiento será diferente: para
                                                                                   cas, pero no cambian los principios. Sin ir más l jos, en el
                                                                                                                                 � _
         la segunda vuelta este variará de par a impar, pero pensará
                                                                                   caso del Ministro, ensayaron una serie de escrutm10s cla­
         que  su propuesta  es  demasiado evidente y,  finalmente
             �       _                                                             sificados, numerados y microscopicos, pero estos no son
         pon rá par; diré par. Apuesta  y gana. Pues bien, ¿en  qué
                   _
         consiste el sistema de razonamiento de este colegial?                     más  que una exageración de los métodos que el Prefecto
                  �                                                                siempre usa. Ha supuesto que todo hombre que busca es­
             -Con iste -respondí- en identificar la inteligencia de
         su contrano.                                                              conder una carta lo hiciere en algún orificio, con la  ayuda
                                                                                   del taladro o sin ella. Ahora bien, este tipo de escondites
            -Exacto. Cuando le pregunté al muchacho de qué ma­
         _   _                                                                     corresponde a ocasiones comunes y típicas de las inteligen­
        nera ganaba todas las bolitas, respondió: "Si quiero saber
                                                                                   cias comunes, ya que, en todos los casos de ocultación de
        si m1 oponente es inteligente o no, adopto lo más que pue-
                                                                                   un objeto se presume que se ha de ser hecho de esta manera,
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