Page 273 - Narraciones extraordinarias
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prácticamente  en la misma  ocupación anterior. Tomó una   comendaría usted?" "Pues, le recomendaría que visitase al
 silla,  sacó  su propia pipa,  empezó  a  fumar  e  inició  una   médico" -repusó vivamente el doctor Abemethy.
 conversación informal. Por último, le dije:   -Pero -respondió el Prefecto, desconceitado-, yo real-
 -¿Qué hay de la carta robada? Supongo que finalmen­  mente estaría dispuesto a pagar por el consejo.
 te se habrá convencido de la astucia del ministro.   -En tal caso -dijo Dupin- hágame  un cheque  por la
 -¡Oh,  que el diablo  se lo lleve!  Seguí el consejo de  cantidad indicada; una vez que me lo entregue, yo le daré
 Dupin, revisé otra vez la casa, pero todo fue inútil.   la carta.
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 -¿A cuánto  asciende  la  recompensa? -preguntó de  Quedé completamente atónito. El Prefect esta ª ful-
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 pronto Dupin.   ¡   minado.  Permaneció unos  minutos  en  silencJO,  mirando
 -Pues, es bastante la cantidad  ... una recompensa muy  con los ojos muy abiertos a Dupin; luego, tomó la plu n:i a,
 generosa  ... no  sé cuál es la cantidad exacta. Pero, estaría   vaciló un par de veces y  al fin, firmó un cheque por  cm­
 yo dispuesto a hacer ahora mismo un cheque de cincuenta   cuenta mil francos a nombre de Dupin.
 mil francos  a  quien me  consiguiese  esa  carta. El  asunto  Cuando se hubo marchado, Dupin consintió en darme
 adquiere  cada  día  mayor importancia, incluso,  reciente­  algunas explicaciones.

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 mente la recompensa a sido doblada. Sin embargo, así la  -La policía de París -dijo Dupin- es muy efic z. Es
 triplicaran, no podría hacer yo más de lo he hecho.   perseverante, ingeniosa, astuta y se manej n muy bien en
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 -Pues sí -dijo Dupin entre bocanada y bocanada de su   sus  conocimientos.  Por  eso  cuando  G.  d1JO todo  lo  que
 pipa-, podría usted haber hecho algo más, un pequeño úl-  habían hecho no dudé que así había sido su investigación,
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 timo es  f  uerzo  ... ¿no.   perfecta dentro de sus limitaciones.
 -¿Cómo? ¿A qué se refiere?  -· Dentro de sus limitaciones? -pregunte.
 -Podría  usted  ... haber pedido consejos  en este  asun-  -�ueno, la policía  es  muy  seria  en su trabajo.  Si  la
 to ... ¿Recuerda la historia de Abernethy?   carta hubiera sido escondida en el perímetro que ellos ma­
 -¡No! ¡Maldito Abernethy!   nejaban, no dudo que la habrían encontrado a la brevedad.
 -Existió cierta vez un avaro que queriendo conseguir  Reí por la  seriedad con que Dupin decía todo  esto,
 gratis  el consejo de un médico, aprovechó una reunión y   mas él continuó.
 una  conversación común y corriente  para hacer sus pre­  -Las medidas tomadas eran perfectas, sin lugar a du-

 guntas, como  si fuesen para  otra persona. "Supongamos   das, pero  no  eran  aplicables ni  al caso  ni al  � ombre  en
 que un individuo tiene cuáles y tales síntomas, ¿qué le re-  cuestión. Hay una serie de recursos muy ingemosos a los


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