Page 272 - Narraciones extraordinarias
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prácticamente  en la misma  ocupación anterior. Tomó una                 comendaría usted?" "Pues, le recomendaría que visitase al
          silla,  sacó  su propia pipa,  empezó  a  fumar  e  inició  una          médico" -repusó vivamente el doctor Abemethy.
          conversación informal. Por último, le dije:                                  -Pero -respondió el Prefecto, desconceitado-, yo real-
              -¿Qué hay de la carta robada? Supongo que finalmen­                  mente estaría dispuesto a pagar por el consejo.
          te se habrá convencido de la astucia del ministro.                           -En tal caso -dijo Dupin- hágame  un cheque  por la
              -¡Oh,  que el diablo  se lo lleve!  Seguí el consejo de              cantidad indicada; una vez que me lo entregue, yo le daré
          Dupin, revisé otra vez la casa, pero todo fue inútil.                    la carta.
                                                                                                                                    ?
                                                                                                                               �
              -¿A cuánto  asciende  la  recompensa? -preguntó de                       Quedé completamente atónito. El Prefect esta ª ful-
                                                              (
          pronto Dupin.                                       ¡                    minado.  Permaneció unos  minutos  en  silencJO,  mirando
              -Pues, es bastante la cantidad  ... una recompensa muy               con los ojos muy abiertos a Dupin; luego, tomó la plu n:i a,
          generosa  ... no  sé cuál es la cantidad exacta. Pero, estaría            vaciló un par de veces y  al fin, firmó un cheque por  cm­
         yo dispuesto a hacer ahora mismo un cheque de cincuenta                    cuenta mil francos a nombre de Dupin.
         mil francos  a  quien me  consiguiese  esa  carta. El  asunto                  Cuando se hubo marchado, Dupin consintió en darme
         adquiere  cada  día  mayor importancia, incluso,  reciente­                algunas explicaciones.

         mente la recompensa a sido doblada. Sin embargo, así la                        -La policía de París -dijo Dupin- es muy efic z. Es
                                                                                                                                     �
         triplicaran, no podría hacer yo más de lo he hecho.                        perseverante, ingeniosa, astuta y se manej n muy bien en
                                                                                                                            �
             -Pues sí -dijo Dupin entre bocanada y bocanada de su                   sus  conocimientos.  Por  eso  cuando  G.  d1JO todo  lo  que
         pipa-, podría usted haber hecho algo más, un pequeño úl-                   habían hecho no dudé que así había sido su investigación,
          .
                             ?
         timo es  f  uerzo  ... ¿no.                                                perfecta dentro de sus limitaciones.
             -¿Cómo? ¿A qué se refiere?                                                 -· Dentro de sus limitaciones? -pregunte.
             -Podría  usted  ... haber pedido consejos  en este  asun-                  -�ueno, la policía  es  muy  seria  en su trabajo.  Si  la
         to ... ¿Recuerda la historia de Abernethy?                                 carta hubiera sido escondida en el perímetro que ellos ma­
             -¡No! ¡Maldito Abernethy!                                              nejaban, no dudo que la habrían encontrado a la brevedad.
             -Existió cierta vez un avaro que queriendo conseguir                       Reí por la  seriedad con que Dupin decía todo  esto,
         gratis  el consejo de un médico, aprovechó una reunión y                   mas él continuó.
         una  conversación común y corriente  para hacer sus pre­                       -Las medidas tomadas eran perfectas, sin lugar a du-

         guntas, como  si fuesen para  otra persona. "Supongamos                    das, pero  no  eran  aplicables ni  al caso  ni al  � ombre  en
         que un individuo tiene cuáles y tales síntomas, ¿qué le re-                cuestión. Hay una serie de recursos muy ingemosos a los


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