Page 58 - El Príncipe
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                Capítulo


                De qué modo debe evitarse ser despreciado y

                odiado



                Como de entre las cualidades mencionadas ya hablé de las más importantes,
                quiero  ahora,  bajo  este  titulo  general,  referirme  brevemente  a  las  otras.
                Trate el príncipe de huir de las cosas que lo hagan odioso o despreciable, y

                una vez logrado, habrá cumplido con su deber y no tendrá nada que temer
                de los otros vicios. Hace odioso, sobre todo, como ya he dicho antes, el ser
                expoliador y el apoderarse de los bienes y de las mujeres de los súbditos, de
                todo  lo  cual  convendrá  abstenerse.  Porque  la  mayoría  de  los  hombres,
                mientras no se ven privados de sus bienes y de su honor, viven contentos; y
                el príncipe queda libre para combatir la ambición de los menos que puede
                cortar  fácilmente  y  de  mil  maneras  distintas.  Hace  despreciable  el  ser

                considerado voluble, frívolo, afeminado, pusilánime e irresoluto, defectos
                de los cuales debe alejarse como una nave de un escollo, e ingeniarse para
                que en sus actos se reconozca grandeza, valentía, seriedad y fuerza. Y con
                respecto a los asuntos privados de los súbditos, debe procurar que sus fallos
                sean irrevocables y empeñarse en adquirir tal autoridad que nadie piense en
                engañarlo ni envolverlo con intrigas.

                   El príncipe que conquista semejante autoridad es siempre respetado, pues
                difícilmente  se  conspira  contra  quien,  por  ser  respetado,  tiene
                necesariamente ser bueno y querido por los suyos. Y un príncipe debe temer
                dos cosas: en el interior, que se le subleven los súbditos; en el exterior, que
                le  ataquen  las  potencias  extranjeras.  De  éstas  se  defenderá  con  buenas
                armas  y  buenas  alianzas,  y  siempre  tendrá  buenas  alianzas  el  que  tenga
                buenas  armas,  así  como  siempre  en  el  interior  estarán  seguras  las  cosas

                cuando lo estén en el exterior, a menos que no hubiesen sido previamente
                perturbadas  por  una  conspiración.  Y  aún  cuando  los  enemigos  de  afuera
                amenazasen, si ha vivido como he aconsejado y no pierda la presencia de
                espíritu  resistirá  todos  los  ataques,  como  he  aconsejado  que  hizo  el
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