Page 44 - El Príncipe
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creación de milicias de caballería e infantería. Después, el rey Luis, su hijo,
disolvió las de infantería y empezó a tomar a sueldo a suizos, error que,
renovado por otros, es, como ahora se ve, el motivo de los males de aquel
reino. Porque al acreditar a los suizos, desacreditó todas sus armas, ya que
hizo desaparecer la infantería y depender la caballería de las tropas ajenas.
Acostumbrada ésta a ir a la guerra en compañía de los suizos, no cree poder
vencer sin ellos. Lo cual explica que los franceses no puedan contra los
suizos, y que sin los suizos no se atrevan a enfrentar a otros. Los ejércitos
de Francia son, pues, mixtos, dado que se componen de tropas mercenarias
y propias; y, en su conjunto, son mucho mejores que las milicias
exclusivamente mercenarias o exclusivamente auxiliares, pero muy
inferiores a las propias. Bastará el ejemplo citado para hacer comprender
que el reino de Francia sería hoy invencible si se hubiese respetado la
disposición de Carlos; pero la escasa perspicacia de los hombres hace que
comiencen algo que parece bueno por el hecho de que no manifiesta el
veneno que esconde debajo, como he dicho que sucede con la tisis.
Por lo tanto, aquel que en un principado no descubre los males sino una
vez nacidos, no es verdaderamente sabio; pero ésta es virtud que tienen
pocos. Si se examinan las causas de la decadencia del Imperio Romano, se
advierte que la principal estribó en empezar a tomar a sueldo a los godos,
pues desde entonces las fuerzas del imperio fueron debilitándose, y toda la
virtud que ellas perdían la adquirían los otros.
Concluyo, pues, que sin milicias propias no hay principado seguro; más
aún: está por completo en manos del azar, al carecer de medios de defensa
contra la adversidad. Que fue siempre opinión y creencia de los hombres
prudentes “quod nihil sit tam infirmum aut instabile, quam: fama potentiae
non sua vi nixa” Y milicias propias son las compuestas, o por súbditos, o
por ciudadanos, o por servidores del príncipe. Y no será difícil rodearse de
ellas si se siguen los ejemplos de los cuatro a quienes he citado, y se
examina la forma en que Filipo, padre de Alejandro Magno, y muchas
repúblicas y príncipes organizaron sus tropas. Conducta a la cual me remito
por entero.