Page 416 - El ingenioso caso de don Quijote de la Mancha
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sobrenaturales, no fueran bastantes para enjaularme, ¿qué quieres que diga o piense sino que la

                  manera de mi encantamento excede a cuantas yo he leído en todas las historias que tratan de

                  caballeros andantes que han sido encantados? Ansí que bien puedes darte paz y sosiego en esto de

                  creer que son los que dices, porque así son ellos como yo soy turco. Y en lo que toca a querer

                  preguntarme algo, di, que yo te responderé, aunque me preguntes de aquí a mañana.

                  -¡Válame Nuestra Señora! –respondió Sancho dando una gran voz-. Y ¿es posible que sea vuestra

                  merced tan duro de celebro y tan falto de meollo, que no eche de ver que es pura verdad la que le

                  digo, y que en esta su prisión y desgracia tiene más parte la malicia que el encanto? Pero, pues así
                  es, yo le quiero probar evidentemente cómo no va encantado. Si no, dígame, así Dios le saque desta

                  tormenta. y así se vea en los brazos de mi señora Dulcinea cuando menos se piense...


                  -Acaba de conjurarme -dijo don Quijote-, y pregunta lo que quisieres; que ya te he dicho que te

                  responderé con toda puntualidad.

                  -Eso pido -replicó Sancho--; y lo que quiero saber es que me diga, sin añadir ni quitar cosa ninguna,

                  sino con toda verdad, como se espera que la han de decir y la dicen todos aquellos que profesan las

                  armas, como vuestra merced las profesa, debajo de título de caballeros andantes...

                  -Digo que no mentir ¿en cosa alguna -respondió don Quijote-. Acaba ya de preguntar; que en verdad

                  que me cansas con tantas salvas, plegarias y prevenciones, Sancho.


                  -Digo que yo estoy seguro de la bondad y verdad de mi amo; y así, porque hace al caso a nuestro
                  cuento, pregunto, hablando con acatamiento, si acaso después que vuestra merced va enjaulado y, a

                  su parecer, encantado en esta jaula, le ha venido gana y voluntad de hacer aguas mayores o

                  menores, como suele decirse.


                  -No entiendo eso de hacer aguas, Sancho; aclárate más, si quieres que te responda derechamente.

                  -¿Es posible que no entiende vuestra merced de hacer aguas menores o mayores? Pues en la escuela

                  destetan a los muchachos con ello. Pues sepa que quiero decir si le ha venido gana de hacer lo que

                  no se excusa.




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