Page 405 - El ingenioso caso de don Quijote de la Mancha
P. 405
Y a este tiempo habían ya llegado el cura y el barbero, viendo que los caminantes estaban en pláticas
con don Quijote de la Mancha, para responder de modo que no fuese descubierto su artificio.
El canónigo, a lo que don Quijote dijo, respondió:
-En verdad, hermano, que sé más de libros de caballerías que de las Súmulas de Villalpando. Ansí
que, si no está más que en esto, seguramente podéis comunicar conmigo lo que quisiéredes.
-A la mano de Dios -replicó don Quijote-. Pues así es, quiero, señor caballero, que sepades que yo
voy encantado en esta jaula, por envidia y fraude de malos encantadores; que la virtud más es
perseguida de los malos que amada de los buenos. Caballero andante soy, y no de aquellos de cuyos
nombres jamás la fama se acordó para eternizarlos en su memoria, sino de aquellos que, a despecho
y pesar de la mesma envidia, y de cuantos magos crió Persia, bracmanes la India, ginosofistas la
Etiopía, han de poner su nombre en el templo de la inmortalidad, para que sirva de ejemplo y
dechado en los venideros siglos, donde los caballeros andantes vean los pasos que han de seguir si
quisieren llegar a la cumbre y alteza honrosa de las armas.
-Dice verdad el señor don Quijote de la Mancha -dijo a esta sazón el cura- que él va encantado en
esta carreta, no por sus culpas y pecados, sino por la mala intención de aquellos a quien la virtud
enfada y la valentía enoja. Este es, señor, el Caballero de la Triste Figura, si ya le oístes nombrar en
algún tiempo; cuyas valerosas hazañas y grandes hechos serán escritos en bronces duros y en
eternos mármoles, por más que se canse la envidia en escurecerlos y la malicia en ocultarlos.
Cuando el canónigo oyó hablar al preso y al libre en semejante estilo, estuvo por hacerse la cruz de
admirado, y no podía saber lo que le había acontecido; y en la mesma admiración cayeron todos los
que con él venían. En esto, Sancho Panza, que se había acercado a oír la plática, para adobarlo todo,
dijo:
-Ahora señores, quiéranme bien o quiéranme mal por lo que dijere, el caso de ello es que así va
encantado mi señor don Quijote como mi madre; él tiene su entero juicio, él come y bebe y hace sus
necesidades como los demás hombres, y como las hacía ayer, antes que le enjaulasen. Siendo esto
ansí, ¿cómo quieren hacerme a mí entender que va encantado? Pues yo he oído decir a muchas
Portal Educativo EducaCYL
http://www.educa.jcyl.es