Page 367 - El ingenioso caso de don Quijote de la Mancha
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-Quien no duerme, escuche; que oirán una voz de un mozo de mulas que de tal manera canta, que
encanta.
-Ya lo oímos, señor -respondió Dorotea.
Y con esto, se fue Cardenio, y Dorotea, poniendo toda la atención posible, entendió que lo que se
cantaba era esto:
Capítulo 43: Donde se cuenta la agradable historia del mozo de mulas, con otros extraños
acaecimientos en la venta sucedidos
-Marinero soy de amor
y en su piélago profundo
navego sin esperanza
de llegar a puerto alguno.
Siguiendo voy a una estrella
que desde lejos descubro,
más bella y resplandeciente
que cuantas vio Palinuro.
Yo no sé adónde me guía,
y así, navego confuso,
el alma a mirarla atenta,
cuidadosa y con descuido.
Recatos impertinentes,
honestidad contra el uso,
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