Page 249 - El ingenioso caso de don Quijote de la Mancha
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-¿Cómo al revés? -replicó don Quijote-.Luego ¿no te pagó el villano?


                  -No sólo no me pagó -respondió el muchacho-, pero así como vuestra merced traspuso del bosque y
                  quedamos solos, me volvió a atar a la mesma encina y me dio de nuevo tantos azotes, que quedé

                  hecho un San Bartolomé desollado; y a cada azote que me daba, me decía un donaire y chufeta

                  acerca de hacer burla de vuestra merced, que, a no sentir yo tanto dolor, me riera de lo que decía. En

                  efecto, él me paró tal, que hasta ahora he estado curándome en un hospital del mal que el mal

                  villano entonces me hizo. De todo lo cual tiene vuestra merced la culpa; porque si se fuera su camino

                  adelante y no viniera donde no le llamaban, ni se entremetiera en negocios ajenos, mi amo se
                  contentara con darme una o dos docenas de azotes, y luego me soltara y pagara cuanto me debía.

                  Mas como vuestra merced le deshonró tan sin propósito, y le dijo tantas villanías, encendiósele la

                  cólera, y como no lo pudo vengar en vuestra merced, cuando se vio solo descargó sobre mí el

                  nublado, de modo, que me parece que no seré más hombre en toda mi vida.

                  -El daño estuvo -dijo don Quijote- en irme yo de allí, que no me había de ir hasta dejarte pagado;

                  porque bien debía yo de saber, por luengas experiencias, que no hay villano que guarde palabra que

                  diere, si él vee que no le está bien guardalla. Pero ya te acuerdas, Andrés, que yo juré que si no te

                  pagaba, que había de ir a buscarle, y que le había de hallar, aunque se escondiese en el vientre de la

                  ballena.

                  -Así es la verdad -dijo Andrés-; pero no aprovechó nada.


                  -Ahora verás si aprovecha -dijo don Quijote.




                  Y diciendo esto, se levantó muy apriesa y mandó a Sancho que enfrenase a Rocinante, que estaba

                  paciendo en tanto que ellos comían.

                  Preguntóle Dorotea qué era lo que hacer quería. El le respondió que quería ir a buscar al villano y

                  castigalle de tan mal término, y hacer pagado a Andrés hasta el último maravedí, a despecho y pesar

                  de cuantos villanos hubiese en el mundo; a lo que ella respondió que advirtiese que no podía,




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