Page 183 - Autobiografia de mi Madre v.2
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pronunciaba una sofa paiabrn; cuando le permJtf to escaso cabello, frotarse el mentón� pasarse los brazos
carme ya hada mucho tiempo que habfa dejado de see alrededor de Jos hombros o del torso, nada de eso me
sensible a las caridas de nadie. enternecfa lo bastante como para tornar en considera
Tanto él como yo vivíamos inmersos en ese hechJ., ción todo su ser de tal manera que su sufrimiento rne
zo, c1 hechizo de la hh,toria. Y o me vestía de ne g ro, e} pareciera real. Era pet·fectamenre capaz de hacerlo, de
color de las p lafüdems. A él le vestía con los colores de hacer que su sufrimiento fuera algo real para mí, pero
Jo:'- recién nacidos, Jos inocentes 1 los débiles, fa juven no estaba dispuesta a permitírmelo.
tud: blanco, azul celeste, amarillo pálido, y cual q uier Hablaba conmigo, yo hablaba con él; él me hablaba
cosa que estuviera descolorida; no eran los colores de en in g lés� yo le hablaba en criollo. Nos entendíamos
ninguna bandera. T o das las mañanas teníamos frente a mucho mejor de esa manera ) hablándonos en la kn t,., l1.la
s
nosotro . por un fado las montañas perpetuamente en la que cada uno de los dos pensaba. Cuando hablaba
cubiertas de verde, por el otro, la g ran media luna de conmigo, lo hada en voz baja, como si tarnbién él qui
la costa con sus aguas grises. El cielo, fa Luna y las siera ofr lo que me estaba diciendo, Su voz estaba llena
estrellas y el Sol en aquel mismo delo ... nin g una de esas de ternura, a veces tenia el mismo sonido que tiene un
cosas estaba bajo el hechizo de fa historia, ni de la de arroyo cuando te topas con él inesperadamente en un
él, ni de la mfa, ni de la de nadie. Ah, formar parte de lu g ar que nunca olvidarás, Cuando yo era joven, cuando
al g o asf, formar p arte de cualquier cosa que esté fuera me conoció, cuando todavía no sabía que mi presencia
de la historia, formar parte de al g o q ue pueda recha en su vida sería permanente, le gustaba el brillo de mis
zar el movimiento de la mano del hombre, el latido dientes bajo cualquier luz intensa, hacia wdo lo posible
del corazón humano, la mirada del ojo humano, hasta para conseguir que tuviera la boca abierta; me hacía sus
el mismo deseo humano. Y él todos Ios dfas recorría el pirar, me hada hublar, pero no podía hacerme reír ) nunca
perímetro de la tierra en que vivía; siempre le resultaría abriría la boca para reírme p ara él. V e rle comer era siem
extrafia, aqudJa tíetta en la que había pasado fa maror p re un espectáculo repugGante para mí, pero habfa
parte de su vida. Daba traspiés, no conocía bien sus aprendido a dejar de sorprenderme por eso hacía mu
contornos, nunca llegaría a famfüarizarse con esa tierra; cho tiempo, cuando me di cuenta de que muchas de las
no había nacido en ella, sólo moriría en ella, pidiendo cosas que me recordaban que él también era humano y
que Je enterraran mimndo hacia el este, en la dirección frágíl me provocaban una indignación que no podfa
de la tierra en la q ue había nacido; daba traspiés mien dominar; p orgue sl él era humano } ¿no serían también
tras recorría aquel perímetro hasra llegar a un lu g ar humanos todos aquellos de los que descendía, y en q ué
donde la tierra se había p artido en dos,, un precipicio> lugar nos de¡aba eso a mí y a todos aquellos de los que
un abismo) p ero incluso eso estaba cerrado para él> el yo descendía?
abismo estaba cerrado para él. La visi<5n de él miran No era un hombre sofisticado, no tenía ningún ta
do fijamente el fondo de una sima abierta en fa tierra lento, Sabia muchas cosas, pero no por su propfa
experiencia; sabía cosas destiladas y condensadas a partir
no me conmovfa, no me daba lástima; nJnguno de los
g estos que él h a da entonces, pasarse las manos por su de la experiencia de muchas personas > a ninguna de las
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