Page 178 - Autobiografia de mi Madre v.2
P. 178

es nifio mientras las personas que te han traído a este    hicieron  llegar.  1\li esposo  y yo no  formábamos una
             mun<lo no estén muertas; sigues siendo niño mientras       pareja akb:rr:c; estábamos ambos muy serios repidendo
             no  comprendas y creas  que las personas  que  te han      los votos de lealtad hasta que la muerte nos separase,
             traído a eBte mundo están muertas.                         Y el momento de nuestra unión en ia tierra resultaba
                Mi padre fue enterrado, No sé sí le habría diverti­     tan palpable,  tan  seguro 1  que casi  podfamos  tocarlo
             do la absoluta Jndiferenda con que acogió su ausencia      con las manos.
             el mundo que dej:iba nrás,                                    A'Ii hermana murió,  Su  esposo  murió. Su  madre
               Yo llevaba toda mí vida viviendo en el fin del mun­      mudó.  Todas  las  personas  a las  c1uc  había conocido
             do; así había sido  en  c1  momento de nacer, pues  mi     íntimamente durante toda n1i vida tnurieron. Hubiern
             madre había muerto cuando nací yo. Pero ahora, con         debido echar de menos su presencja; pero no fue así.
             ml  padre mtierto, estaba viviendo en la antesala de la       Nunca he sido una sentimental. Mi vida empezó
             eternidad, era como sí ese aspecto de mi vida hubiera      con  un amplio panorama  de  posibilidades: mi  naci­
             despertado de repente de su estado habitual, como si       miento mismo fue muy parecido a otros nacimientos;
             su  viejo  significado  hubiera adqulrido  mayor relieve.   era nueva� !as páginas de mi vida no habían sido escri­
             Las dos  personas  de las que  yo procedía ya no exis­     tas todavía, estaban impolutas, tan Hmpías, tan sua-ves,
             tían. No había permitido que nadie viniera de mí. Una      ran nuevas. Si hubiera podido verme a mí misma en­
             nueva sensación de soledad me invadió entonces; me         tonces, 9uizá habría imaginado que mi futuro llenarfa
            sentía cada vez más agitada y acalorada, luego un in�       volúmenes enteros. ¿  Por qué d mundo de ]a aventura
             tenso frío me aquiet6. Me fui acostumbrando a aquelia      tiene que permanecer siempre cerrado para mí, el des­
             soledad, y un  día admití que en ella estaban las cosas    cubrimiento de montañas, vastos mares, kilómetros y
             que había perdido y las cosas que podría haber tenido      kilómetros de llanuras vacías, lüs delos, los paraísos,
            pero había rechazado. Llegué a querer a mi padre, pero      incluso fa crue1 sumisión de otras personas?¿  Por qué a
             no antes de que estuviera muerto, en a9uel momento         las grandes transgresiones les sigue  una profunda ex­
            en que seguía teniendo su apariencia de siempre pero        piación,  una  expiación  de  tal magnitud  que  tiene fa
            ya no podía continuar causando daño, cuando no era          capacidad de hacer gue mis propias transgresiones me
            más que un ser inmóvil, muerto. Era como un recuer­         revuelvan el estómago -aunt1ue no dejen de ser pared�
            do, no una fotogrnfía, simplemente un recuerdo. Y sin       das :a las ingenuas y simples rravesuras de un niño? Ese
             embargo no  se  puede  confiar en  un  recuerdo,  pues     fue  también el  caso  de  un hombre  que  comerdaba
            gran parte de la experiencia del pasado está determi­       con seres humanos y que escríbió un hímno }  un himno
             nada por la experiencia del presente.                      <¡ue alcanzó fal fama que los descendientes de los seres
               Para mi boda llevé un ,-estido de tisú de seda rosa.     humanos  con los que había comerciado lo  cantaban
            Alrededor del cuello llevaba un collar de perlas naturales   los domingos en la igiesia con un fervor y una sinceri­
            que me había dado mi padre, un collar gue ni mi her­        dad  de las  que  él,  el autor del himno  y  a la vez  el
            mana ni su madre querían 9ue tuviera yo; dijeron que        transgresor, no era capaz.  Los  abismos  del  mal,  sus
            se había perdido, pero el día de mi matrimonio me lo        resultados,  csrn.ban más que daros para mi: sus satis-


                                  178                                                         179
   173   174   175   176   177   178   179   180   181   182   183