Page 179 - Autobiografia de mi Madre v.2
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es nifio mientras las personas que te han traído a este   hicieron  llegar.  1\li esposo  y yo no  formábamos una
 mun<lo no estén muertas; sigues siendo niño mientras   pareja akb:rr:c; estábamos ambos muy serios repidendo
 no  comprendas y creas  que las personas  que  te han   los votos de lealtad hasta que la muerte nos separase,
 traído a eBte mundo están muertas.   Y el momento de nuestra unión en ia tierra resultaba
 Mi padre fue enterrado, No sé sí le habría diverti­  tan palpable,  tan  seguro 1  que casi  podfamos  tocarlo
 do la absoluta Jndiferenda con que acogió su ausencia   con las manos.
 el mundo que dej:iba nrás,   A'Ii hermana murió,  Su  esposo  murió. Su  madre
 Yo llevaba toda mí vida viviendo en el fin del mun­  mudó.  Todas  las  personas  a las  c1uc  había conocido
 do; así había sido  en  c1  momento de nacer, pues  mi   íntimamente durante toda n1i vida tnurieron. Hubiern
 madre había muerto cuando nací yo. Pero ahora, con   debido echar de menos su presencja; pero no fue así.
 ml  padre mtierto, estaba viviendo en la antesala de la   Nunca he sido una sentimental. Mi vida empezó
 eternidad, era como sí ese aspecto de mi vida hubiera   con  un amplio panorama  de  posibilidades: mi  naci­
 despertado de repente de su estado habitual, como si   miento mismo fue muy parecido a otros nacimientos;
 su  viejo  significado  hubiera adqulrido  mayor relieve.   era nueva� !as páginas de mi vida no habían sido escri­
 Las dos  personas  de las que  yo procedía ya no exis­  tas todavía, estaban impolutas, tan Hmpías, tan sua-ves,
 tían. No había permitido que nadie viniera de mí. Una   ran nuevas. Si hubiera podido verme a mí misma en­
 nueva sensación de soledad me invadió entonces; me   tonces, 9uizá habría imaginado que mi futuro llenarfa
 sentía cada vez más agitada y acalorada, luego un in�   volúmenes enteros. ¿  Por qué d mundo de ]a aventura
 tenso frío me aquiet6. Me fui acostumbrando a aquelia   tiene que permanecer siempre cerrado para mí, el des­
 soledad, y un  día admití que en ella estaban las cosas   cubrimiento de montañas, vastos mares, kilómetros y
 que había perdido y las cosas que podría haber tenido   kilómetros de llanuras vacías, lüs delos, los paraísos,
 pero había rechazado. Llegué a querer a mi padre, pero   incluso fa crue1 sumisión de otras personas?¿  Por qué a
 no antes de que estuviera muerto, en a9uel momento   las grandes transgresiones les sigue  una profunda ex­
 en que seguía teniendo su apariencia de siempre pero   piación,  una  expiación  de  tal magnitud  que  tiene fa
 ya no podía continuar causando daño, cuando no era   capacidad de hacer gue mis propias transgresiones me
 más que un ser inmóvil, muerto. Era como un recuer­  revuelvan el estómago -aunt1ue no dejen de ser pared�
 do, no una fotogrnfía, simplemente un recuerdo. Y sin   das :a las ingenuas y simples rravesuras de un niño? Ese
 embargo no  se  puede  confiar en  un  recuerdo,  pues   fue  también el  caso  de  un hombre  que  comerdaba
 gran parte de la experiencia del pasado está determi­  con seres humanos y que escríbió un hímno }  un himno
 nada por la experiencia del presente.   <¡ue alcanzó fal fama que los descendientes de los seres
 Para mi boda llevé un ,-estido de tisú de seda rosa.   humanos  con los que había comerciado lo  cantaban
 Alrededor del cuello llevaba un collar de perlas naturales   los domingos en la igiesia con un fervor y una sinceri­
 que me había dado mi padre, un collar gue ni mi her­  dad  de las  que  él,  el autor del himno  y  a la vez  el
 mana ni su madre querían 9ue tuviera yo; dijeron que   transgresor, no era capaz.  Los  abismos  del  mal,  sus
 se había perdido, pero el día de mi matrimonio me lo   resultados,  csrn.ban más que daros para mi: sus satis-


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